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PREGÓN 1 Prólogo.
Antequeranas, antequeranos, amigos todos:
¡Buenos días!, en esta mañana anunciadora del Pregón.
La Academia de las Artes Cinematográficas de Hollywood entregará los premios Oscar dentro de pocas horas.
La gala es un gran espectáculo en sí misma y posible porque, antes, el trabajo de muchas personas puso en pantalla lo que da sentido a los premios: Las películas galardonadas y otras que podrían serlo.
Para recoger una estatuilla, actores, directores, guionistas tienen en su haber horas de trabajo en equipo. En los títulos de crédito figuran los carpinteros de rodaje, el ingeniero de sonido, los localizadores de escenarios y el técnico de efectos especiales.
Todos -con gradual responsabilidad y en distintas proporción y medida- son autores y realizadores. Todos únicos, diferentes, necesarios.
A todos los vincula la técnica, el arte y la industria que hace de la imagen un lenguaje poderoso, sugestivo y universal.
Son gentes de cine. Lo crearon. Viven de él y para él. Por ellos tienen vida y gracias a ellos perdura y se perfecciona.
La magia del cine y la entrega de los Oscar se puede trasladar, con ventaja, a la Semana Santa de Antequera:
¿Cuánto corazón y cuántas manos, cuántas horas, cuánto saber y querer hasta que sale a la calle una procesión que, aparentemente, sólo es un desfile?
Os veo aquí, cordiales y amigos, benévolos, atentos,... incluso desconcertados porque os hablo de cine.
Lo hago porque quiero resaltar que las cosas bien hechas son una suma de inteligencia creativa, de medios, de profesionalidad, de preparación. De esfuerzo y de riesgo. De singular genialidad.
La Semana Santa de Antequera es también una obra de muchos, larga y paciente, que no surge por casualidad, al azar, una tarde, en la calle Laguna o en la Plaza de Santiago.
Tiene trama y urdimbre, haz y envés. Hay un antes -la experiencia incorporada-, un ahora -la creatividad generosa-, un después -la trascendencia como don. Si me atengo a las normas y al género literario, debería agradecer al presentador sus elogios “de diseño” (Miguel, ¡cuánta generosidad que te enaltece!), felicitar a Juan Medina y a nuestra Banda de Música por su regalo... y seguir el rito establecido para proclamar el pregón de la Semana Santa de Antequera 1.996.
Antes, una confidencia: espero que ni os sorprenda ni os decepcione. Mi Pregón está por hacer. Deliberadamente. Por decidida voluntad.
Creedme que he puesto tanto interés como cariño, que le he dedicado tiempo y estudio, ventitres años con vosotros, once Semanas Santas ininterrumpidas de observación municiosa. Más de tres meses de averiguaciones, entrevistas, lecturas, visitas y consultas.
La consecuencia de esa inmersión humana y cultural es que os necesito para pregonar la Semana Santa de Antequera 1.996. ¡Quiero hacerlo con vosotros! ¡A vuestro lado la descubrí y ya no podía ni sabía describirla más que en un dialogo transparente.
Decidme, por favor: ¿Quién puede explicar con más finura la Semana Santa de Antequera que los antequeranos?.
¿Quién la percibe con mas emoción, la vive mejor, la siente como historia personal más que los antequeranos? ¿Quién la lleva inscrita en la memoria colectiva y casi impresa en el código genético, en al ADN psicológico, en la creencia religiosa?
Yo sé, porque me lo habéis dicho “off the record”, que cada uno tiene hecho su propio pregón y que alguno hasta le ha dado forma en letras impresas.
Tengo un aval acreditado a mi favor: El 23 de Marzo de 1.985, otro pregonero, Rafael Artacho -para mí muy querido- os dijo “aquí ya no hacen falta pregón ni pregoneros. Vosotros sois pregón. Esta tierra es pregón”. Su voz me unió a esta ciudad.
Vivo esa experiencia comunicativa desde que, en 1.973 llegué a Antequera llamada por otro pregonero que os hablo en 1.972: Rafael Artacho López y Concha López Cordón me presentaron amigos, me mostraron el arte y el ser de Antequera y por eso yo también soy antequerana.
Por amistad estoy ahora aquí: Para hablaros de sentimientos y de fe, yo que cada día y en cada línea, intento ser objetiva, evitar los juicios de valor, atenerme a los datos y limitarme a una descripción, breve y escueta, de los hechos.
En el ejercicio de mi profesión y por razones de mi oficio, escuché discursos memorables de hombres y mujeres que deciden la marcha de la historia.
Puedo deciros, con suficiente conocimiento de causa, que ninguna de estas voces alcanza el poder de persuasión y pocas resultan tan convincentes como la de una antequerana o un antequerano convencidos intentando convencer.
Queridos amigos: mi pregón está inédito, porque creo y siento que la manera más sensata de enhebrarlo es con vosotros y para vosotros. Vamos ha intentarlo juntos. Si vosotros sois el pregón de la Semana Santa, y lo sois cada día, ¿qué podría añadir yo? ¿una noticia?. No. La novedad es sabida y recurrente. La primicia la leísteis hace tiempo. Los datos los conserváis en vuestro archivo vivencial. La documentación es conocimiento exhaustivo de todos y cada uno de los pormenores. Además, para hacer una noticia nos sobra, a todos, “implicación afectiva”, como parte interesada, y nos falta “distancia objetiva” e imparcialidad, porque estamos decididamente implicados.
Informaros de lo que ya conocéis sería tarea vana, algo parecido a vender cine a Hollywood -“llevar lechuzas a Atenas” decían los griegos- o plantar rocas en el Torcal, podríais decir aquí.
En esta circunstancia, dejadme ejercer, al menos, una tarea periodística: Preguntar.
Preguntar desde las reglas básicas de la comunicación, que los manuales llaman las cinco W, porque, en ingles empiezan todas por esa consonante: quién (Who), qué (what), cuándo (when), dónde (where), cómo o por qué (Why).
Preguntar con insistencia para descubrir un ángulo nuevo, un planteamiento distinto, porque en vuestra memoria está el “back-graound” de cualquier averiguación. Hacerlo desde el presente, que anticipa el futuro, para que la informacion se convierta en Buena Nueva, para “descubrir la noticia” en lo sencillo o sin importancia visible, para encontrar el “bulto humano” detrás de cada gesto.
Preguntar con humanidad afectiva, con empatía convivencial, con respeto a actitudes y sentimientos plurales...
Dejadme también escuchar: Cada manifestación vuestra tiene un trasfondo íntimo y celosamente guardado. Y hay que prestar mucha atención a la música de cada palabra. Captar los semitonos de la guasa y de la pena, de la resignación, del orgullo medido y del aguante espartano. Percibir el acorde o la disonancia, el pálpito y el aliento.
Permitidme otra aproximación profesional: Levantar acta, “decir a la gente lo que le pasa a la gente”, en una amplia narración de cariño.
2 El quién.
¿Quién es el autor?. La Semana Santa de Antequera es un obra coral en la que los antequeranos se tornan “Hierrofanía”, como definió Mircea Eliade la irrupción de la fuerza visual de lo sagrado.
En la Semana Santa, vuestra voz es un grito de Fe en la Gloria y en la Resurrección de Dios hecho hombre. Es una polifonía de sentimiento, creencia, conmemoración y fiesta. Vuestro arcipreste, José Ferrari, lo definió en un compás binario: “Hay más hondura de los que aparece”.
Es una plasmación de lo religioso, mostrada sin reservas, una afirmación, un credo múltiple, una confesión efusiva, a la luz y ante todos los que quieran escucharlo.
Es testimonio, hacer patente una Fe cuando el mundo secularizado se caracteriza por la “privatización de la religión” que, confinada a la intimidad, abandona el ámbito público, cultural y político y se torna “socialmente invisible”.
Aquí los protagonistas son los creyentes que viven la Semana Santa y las gentes que la disfrutan, critican, rechazan, las que pasan con indiferencia. Incluso las que la padecen.
Unos tienen un papel director o estelar, otros de extras de reparto. Bastantes, el de espectadores sin pasar por taquilla. Algunos de críticos implacables. Cada uno en lo suyo para hacer posible el de todos.
Y el de todas. Las mujeres de Antequera tienen un rol fundamental y decisivo. Poco brillante y valorado, eso sí.
Comparable a la de secretaria de rodaje, tan necesario que sin ella la película sería prácticamente irrealizable. Algún día crearán para la script un Oscar hoy inexistente.
Y espero que a vosotras deje de intimidaros la gestión y la dirección. Las trabas imaginarias que impiden, más que las reales, pasar de la sombra al primer plano, con la misma eficacia que en otras actividades.
3 Un modo de ser y de estar en el mundo.
El qué parte de un hecho religioso: la conmemoración católica de la historia de la salvación, con una Semana Santa que tiene un contenido propio, una estética, un lenguaje y una teología. Los filósofos e historiadores alemanes acuñaron la expresión “Weltanschaung”, que traducimos por la “concepción del Mundo”, concepto que Spengler usó a discreción.
Aplicado al cristiano sería, para unos, el sentido evangélico de la vida como afirmación y el Amor como Expresión y, para otros, la Culpa como sentimiento y el Dolor como Expiación.
La religión, en su dimensión humana y social, abarca los místicos, los ascetas, los moralistas... y a cada hombre o mujer que la vive de acuerdo con sus intereses y los condicionamientos de la época histórica.
Para la vivencia personal no hay una religión sino la religiosidad de las mujeres y de los hombres, en el campo, en los negocios, en el arte o en la cultura.
El amor y los demás sentimientos se dan en una sociedad que los condiciona y frente a la cual es necesario prevalecer, se desarrollan en un contrapunto que es cauce de las acciones de los protagonistas.
El Capellán de la Agrupación de Cofradías, Manuel Ginés, los tradujo perfectamente a la realidad de Antequera: “algunos nos critican porque la Semana Santa no es lo que ellos quieren sino lo que nosotros queremos”.
En la religión también es importante el estilo, el tiempo y sobre todo el contenido. Una de las definiciones del hecho religioso insiste en la función social, como vasto sistema simbólico que procura sentido a la vida humana individual y colectiva y con ello da coherencia a los individuos e integración a las sociedades.
Otras destacan su objeto o referencia. Las religiones tienen que ver con lo absoluto y trascendente, con lo sobrenatural y lo sagrado. El rito religioso es la acción y también la reacción del hombre consistente en gestos, ceremonia, celebración y fiesta.
Es, en cualquier caso y ante todo, una afirmación, colectiva y practica, de que la vida humana tiene sentido.
A veces os torturáis con discusiones metafísica sobre cómo vivir la fe. Os preguntáis si la Semana Santa o las Cofradías responden a concepciones de escogidos y selectos, a cristianos con plus de compromiso y de Vips de la ejemplaridad.
Siempre que os veo en esa duda, avivada en ocasiones por moralistas y eclesiásticos, miro al Evangelio.
Dios para hacerse hombre pudo escoger el lugar, el momento, el modo de hacerlo. En un análisis imparcial y con todo el respeto, diremos una frase que usa mucho “El Sol de Antequera”: “se lució”.
Y se lució porque nacer en un pueblo “de donde no podía salir nada bueno”, bajo la dominación romana, en la casa de un carpintero sin seguro de desempleo, no se puede califica de éxito deslumbrante.
Pudo vivir en Nueva York o en El Caribe, ser presidente de los Estados Unidos, yuppi, futbolista, cantante. Lanzar sus mensajes por Internet, viajar en un Concorde ¡Y se desplazó a pie y, en casos excepcionales, en burro!
Esto último creo que es un detalle más de amor por Antequera; porque ¿os imagináis los problemas técnicos que tendrían los cofrades de la Pollinica para instalar un jet en el trono?. ¿Los problemas para subir o bajar por la Cruz Blanca o salir por la portada de Belén con una limusina de siete metros?
Vuelvo a indagar:
¿Qué hubiera sido de cada uno de vosotros si Dios, en lugar de proclamar el mensaje de las bienaventuranzas ante gentes de los que hoy sería tercer mundo o nación subdesarrollada fuese presidente de la Trilateral o del G-7?
En el Evangelio no consta que Pedro fuese un filosofo, ni Juan un teólogo, ni los hermanos Zelotes unos pacifistas. Mateo ejercía un oficio con escaso “glamour”, y es muy posible que el grupo de pescadores que contrató como apóstoles estuviese en paro.
Llamó a judíos y extranjeros y el Evangelio se hizo internacional con un comunicador arrepentido, un tránsfuga arrepentido llamado Pablo de Tarso, bajito y misógino por más señas.
Pues si el Hijo de Dios se hizo hombre y para vivir con nosotros jamás dio una rueda de prensa en la BBC ni transmitió su mensaje salvador por la CNN... ¿por qué os martirizáis al estilo bizantino con sofismas de buenos cristianos y excelentes cofrades?
Lejos de mí hacer una apología de la mediocridad o de la falta de autenticidad o de la fe vivida como desidia. Las “chapuzas” de cualquier tipo o la moral acomodaticia. Apelo solamente a Martín Buber, un filosofo que dedicó su vida a articular la idea de “estar con los demás en el mundo”, en el que cada persona vive en su tiempo y con sus semejantes, vertebrado por un sistema de creencias.
En este contexto existencial, surgen visionarios con el rasgo común de la nostalgia de un mundo perfecto y el peligro de una fanatismo purificador.
El antropólogo Julio Caro Baroja indica que para los teólogos la religión es un bloque dogmático, para los filósofos, juristas y sociólogos se muestra como una realidad dinámica, rica en matices, tan plurales y diversos que pueden llegar a la contradicción.
Hay también una constante, un “ritornello” que en algunos momentos históricos es más bien un “obstinato”: el movimiento pendular.
En esta línea, que puede plantear una cosa y, años después, su contrario, los movimiento adhesión-reacción son inevitables y el ejemplo lo tenemos al alcance de la mano, a partir del Vaticano II.
4 El cómo.
La Semana Santa antequerana, además de una visión de creyente, muestra otras facetas, tan ciertas y definitivas como la religiosa:
Si intentamos un análisis sociológico, podríamos indagar el modo tan grato de nivelar desigualdades sociales y el conjunto de factores que convierten la Semana Santa en la fiesta mayor de la ciudad.
En la vertiente artística, es la razón definitiva de un patrimonio arquitectónico, escultórico y de artes aplicadas con derivaciones a numerosas actividades y oficios.
Si consideramos la cifras, tal vez descubramos una organización económica y una corresponsabilidad de gestión empresarial, con más apuros que ingeniería financiera.
Las propuestas de tratamiento informativo no se agotan ahí y os ofrezco la posibilidad de un planteamiento deportivo, una columna de opinión o un ensayo histórico... un relato de “suspense” dentro del rito o las sorpresas de cada año.
¿Por qué no adelantarnos a los acontecimientos e imaginamos...? es una primicia, en exclusiva:
Año 2.096. Un siglo a partir de hoy. Al alcance de nuestros nietos. Para entonces se cumplirán 50 años de la llegada del hombre a Marte, según las previsiones del astronauta Miguel López Alegría.
Una investigadora de la Universidad de Harvard, descendiente de una antequerana que estudió Astrofísica en Bryn Mawr, promoción del 99. Recibe un mensaje: Ven a la Semana Santa de Antequera. Es única.
Antes de responder, consulta su banco de datos: Antequera, ciudad en el sur de España, minúsculo país, menos de la mitad de Estado de Massachusetts.
Acude al fichero familiar. Microfilms de unos documentos llamados “fotografías” cuyo valor se le escapa. Le intrigan. Por realidad virtual conecta con Pelapanes.
Codifica señales de sonido a caracteres alfabéticos del siglo XX. La transcripción en versión libre, dice: Iglesias -lugares de culto- muchas. Bellas. Grandes. Belén, Santa María, San Pedro, San Zoilo, Trinidad, Los Remedios, San Juan de Dios, San Juan, Capuchinos, Santa Eufemia, Descalzas, Madre de Dios, San Sebastián, San Agustín y una que llamaba Jesús o Arriba y otra Santo Domingo o Abajo.
Grabados de desfiles en los que paseaban estatuas sagradas. Tronos –plataformas que avanzan sobre pies humanos y se detienen a las ordenes, en morse, de un hombre vestido de terciopelo y oro y con tocado de faraón.
Carácter religioso. Duración seis o más horas. Puede terminar en el “correr la Vega” o carreras en ascenso por pendientes de un desnivel de 0´45.
Más fotos de humanos de diversa estatura, siempre más bajos que los actuales habitantes de Oklahoma. Llevan palmas, campanillas, pértigas, velas. Largas hileras de mujeres con velo de encaje (buscar significado de mantilla, capirucho y filipichín).
Otros datos:
Ampliar informacion sobre:
ODL (objetos denominados libros) que escribían Pareja, Barón, Romero, Escalante, Muñoz Burgos, Cascales.
Encontrados en un Pósito, que significa granero.
Abrir investigación colateral sobre: libros de manjares no liofilizados ni pasteurizados. Al parecer muy sabrosos: gaspachuelo, bienmesabe y molletes. Autor Alcaide de la Vega.
Hay otro Alcaide que se llama Antonio y escribe de flamenco y toros (averiguar por qué dice científico y pregonero). (Nota al margen: buscar significado de la palabra tejeringo, y por qué al aceite y a las cosas de comer le daban premios)
Costumbres: Los antequeranos entran en trance, en marzo-abril de cada año.
Se reúnen para presentar un grafico-cartel y para una conferencia-pregón. En las ondas de Matagrande, se capta una música, con muchos intérpretes e instrumentos de 1.996. Le sigue un pregón en el que una mujer pide ayuda a los expertos reunidos y les dice que son de calidad, con certificado de origen y garantía... (Aquí se pierde la señal, interferida por las fuerzas telúricas de la Cueva de Menga y el magnetismo del Torcal...)
5 En dónde... Ocurren maravillas.
La primera aproximación de un foráneo a Antequera es de sorpresa. ¿Cómo puede una ciudad que no alcanza los 50.000 habitantes tener un patrimonio artístico tan rico? ¿En donde confluyen un dolmen de la Menga y las Cuevas de Viera y Romeral, los yacimientos arqueológicos de Singilia Barba y Antakira, el Castillo de Papabellotas, palacios, casonas, iglesias, conventos, museo... ¿Una banda, tres corales, peñas taurinas, asociaciones deportivas y sociales? ¿Un centro histórico armónico, una Vega rica y abierta, un Torcal singular, un cruce de caminos y civilizaciones...? ¿En qué lugar unas Cofradías de Gloria y de Pasión mueven durante todo el año a la ciudad y, en Semana Santa, la ciudad se organiza en torno a diez procesiones?
La segunda es de regreso. Antequera es una ciudad que busca el ensimismamiento, dada a mirar al pasado más que al presente y con cierta reserva ante el futuro.
Magnifica e idealiza el pretérito. Se instala en la historia, se fuga al pasado. La quietud o el repliegue sobre sí misma le resta gozo al presente y bloquea planes y proyectos.
La tercera sensación es el extraño valor del tiempo. Parece como si la hora que marca el reloj careciese de importancia frente al “tempo” interior, sin bulla, con parsimonia, “lento maestoso”, o simplemente exasperante.
Para Antequera y los antequeranos, la hora es un mero indicativo, sin valor de obligacion, porque cada uno llega a tiempo, en el tiempo que él mismo se marcó para llegar. (Esta aseveración abre un paréntesis: los antequeranos celebran la Semana Santa, puntualmente, cada año, lo que representa el milagro notable de hacer las cosas en el plazo previsto).
Los antequeranos, como pueblo, ofrecéis una visión contrapuesta y contradictoria a quien os considera por primera vez, incluso desde una óptica cordial: el poco valor que concedéis a lo vuestro y el limitado interés por lo que no es vuestro.
De otro modo: la escasa importancia que dais a lo mucho y bueno que tenéis y la mínima necesidad de modificar, con nuevas aportaciones, lo que rebasa ese ámbito cerrado, casi familiar, en una perspectiva más individualista que interactiva y más excluyente que integradora. En vuestro leguaje “lo nuestro”, “lo de toda la vida”.
El día que tenga tanto peso el “podemos hacerlo así” como el “siempre se hizo así” avanzareis en la línea de ruptura e innovaciones que es la Historia de la Humanidad.
La búsqueda no siempre os garantiza el acierto o el éxito, pero es indicativo de actividad bullidora, de inquietud. Puede deparar sorpresas impensables, más valiosas que la solución al problema inicial.
En 1.946, el ejército de los Estados Unidos buscaba el sistema para calcular, en menos de 40 horas, la trayectoria de los proyectiles de artillería.
Científicos de la Universidad de Pensylvania dedicaron 18 meses y medio millón de dólares al empeño.
Consiguieron un artefacto de 30 toneladas y 15 metros, al que llamaron Eniac (Electronic Numerical Integrator and Computer). Consumía 174 kilovatios por segundo –suficiente para alumbrar una casa una semana- y causó asombro al contar hasta 5.000 en 1/5 de segundo.
Habían conseguido –buscando otra cosa- la primera computadora electrónica.
Su investigación fue, en principio, inservible para los artilleros, pero, a partir del 14 de febrero de 1.946, cambió, radicalmente, el modo de vida, revolucionó las comunicaciones, los viajes espaciales, la medicina, la aviación y hasta el armamento.
El silicio (sílice), un material sencillo, barato y abundante porque es arena, hizo posible los circuitos integrados. A partir de esa materia los japoneses rehicieron su economía, tras la última guerra mundial.
Los americanos mueven 600.000 millones de dolares (unos 738 billones de pesetas al año).
Y yo me pregunto y os pregunto: Antequera reúne todas las condiciones humanas, geográficas, culturales y económicas para entrar en la lista de esas ciudades que, en Europa, consideran “a la medida del hombre”, como Estrasburgo, Vitoria, Toulouse, Ratisbona...
Con el 90 por ciento a favor, ¿qué pasa con el ruido, con el tráfico, con la imposibilidad física de andar a pie por sus calles, de dormir tranquilo, de conversar apacible? No es pretexto el darse por vencido antes de intentarlo. El “que le vamos a hacer” (“no hay ná que hasé”) o “esto no tiene remedio” (“déjalo ya, chiquillo”) es una confesión de impotencia pero también de ineficacia y desidia. Y, por supuesto, tarea de todos.
6 Si consideramos como.
¿En el cómo es posible la Semana Santa de Antequera, -me llamó la atención- desde la primera vez y aún no ha dejado de sorprenderme la técnica aplicada.
En el Eurotunel, bajo el Canal de la Mancha, o al ver el ensamblaje de las piezas en un Airbus en los hangares... pensé en Antequera. Puede que tenga más investigación científica y procedimiento tecnológico, pero no más adaptación a las necesidades.
¿Qué es si no ese método, no escrito ni aprendido en la Escuela Superior de Ingenieros, de sacar el trono por el vano de la puerta, al milímetro, con exactitud matemática de medición de volúmenes.
¿Qué prodigio de cálculo de resistencia es ese punto, como un resorte de precisión cronometrada, de equilibrio controlado, cuando los Hermanacos alzan el trono a la voz de un ¡¡Arriba!! del Hermano Mayor? ¿Qué es el engranaje acompasado y solitario de la marcha de un trono, durante más de seis horas, por las calles de Antequera?
¿Cómo buscar una explicación científica a ese milagro de arrimar el hombro a un puntal y resistir hasta encerrar? ¿Qué misteriosa sustancia “P” lleva el mensaje por los neurotransmisores que los bioquímicos llaman endorfinas para que el dolor y el agotamiento no cuenten? ¿Qué desafío a la fuerza de la inercia, a las de la lógica -a las del sentido común me atrevería a decir- del subir las vegas y el no menor de bajar las cuestas?
¿Habéis visto alguna vez la expresión de pasmo y desconcierto de un visitante ante esa marcha sincronizada, esa contrareloj por equipos, esa carrera de resistencia que es correr la vega?
¿Creéis que no es ciencia porque sus descubridores tengan rostros cincelados a buril o recuerden los aguafuertes y grabados de Hans Holvein o Alberto Durero? ¿Por qué se llamen Paco, Juan, Rafalito, Pepe, Manolo, Santi o porque su “laboratorio espacial” lleve nombres tan entrañables como Encarnación, Viento, Diego Ponce, San Francisco, Porterías, Lucena, Madre de Dios, Calzada, San Luis?
Escuchad datos escuetos: Para levantar un trono de tres toneladas y media haría falta un motor de 84 caballos de potencia o 34.300 Newtons de fuerza. (Gracias Antonio Olmedo)
Para vencer la inercia en el plano inclinado de Cruz Blanca, Archidona, Zapateros, la Paz o Caldereros vosotros derrocháis empuje y tesón y mucho amor.
Como respuesta a estos alardes inexplicables os propongo una razón aproximada o una hipótesis razonable: Aplicar la técnica os resulta gratificante, a vosotros que sois creadores. Al que sabe labrar la tierra, tallar, cincelar, escribir, conservar, al que transforma el arte en vida y enseñanza, aplicar la inteligencia a cada necesidad se puede convertir en una costumbre.
Y eso es lo que os pasa. Estáis tan hechos a hacerlo que ni siquiera sabéis valorarlo.
¿Recordáis la divertida escena de “El burgués gentilhombre”, de Molière? Monsieur Jourdain, el comerciante venido a más, quiere emparentar con la nobleza. Contrata un maestro de retórica, otro de música...
En la primera lección de gramática descubre que se puede hablar en prosa y en verso. Pregunta: ¿Así que cuando digo “Basilisa, tráeme las pantuflas”, hablo en prosa?
Sí, responde que sí. El burgués exclama entre la decepción y el asombro: ¡¡Cuánto tiempo hablando en prosa... y yo sin saberlo!!.
Vosotros podíais parodiar la frase, con largueza: ¡Cuánto tiempo aplicando la técnica! Lo sabíamos... ¡pero no le dábamos importancia!
La gratuidad y el desinterés son rasgos inherentes a la actividad religiosa. Hacerlo porque sí. Trascender con generosidad. Con elegancia. Con magnificencia.
Os proponía al principio una crónica económica. Sé que no es vuestro fuerte y que os resulta más incómodo que a un Lord inglés hablar de presupuestos y cifras.
La economía es, en este momento, mi ocupación especializada. Por esa “familiaridad” con las grandes cifras tengo aquí unos breves apuntes, confidenciales y contrastados, pero no publicables.
Uno de ellos se refiere al consorcio “Agrupación de Cofradías S.A.”. Los analistas le siguen la pista desconcertados porque los datos que tienen no son para menos. En su balance anual consta:
Consejo de Administración de las Directivas dedicación “full time”. A cambio más de un disgusto.
Directivos, Mayordomos, Consiliarios y Cofrades: horas extra, trabajo nocturno, domingos y festivos. Incontables y no remuneradas.
Trabajos no cualificados: pico y pala, blanqueo, goteras (preguntar en San Agustín, San Francisco, Santo Domingo, San Pedro...)
Obras varias, barrido y fregado. Armar y recoger. Electricistas, carpinteros, horquilleros, chicos de los recados. Sin contabilizar.
Diseñadoras de túnicas y modistas de ocasión. Cosen de balde y ponen el hilo.
Custodia, conservación, traslado y mantenimiento de enseres. Sin asignación presupuestaria.
Dedicación de Camareras. Por cariño no medible y con aportación en especie (flores, joyas...)
Contribución de 3.412 cofrades y devotos sin censar al embellecimiento y ornato de imágenes y templos. Consta como inversión a fondo perdido.
Algún asesor fiscal debió de aventurar un cálculo muy sencillo: 1.345 hermanacos, por un mínimo de 10 horas por procesión, 13.450 horas de trabajo. Si un alemán trabaja 1.620 horas anuales, la tarea de los hermanacos en las procesiones de una Semana Santa de Antequera equivale a más de ocho años de trabajo de un alemán o al trabajo de ocho alemanes durante más de un año.
La renta media de un ciudadano de Bonn o de Stugart es de 32.100 marcos o 21.745 dolares al año, que multiplicado por ocho supone 256.800 marcos o 173.960 dolares. Traducido a pesetas 21.397.080 pesetas-año. Os pido disculpas por estas cifras. Es un puro ejercicio de aproximación porque sé que, ni por asomo, se os ocurriría considerar trabajo el llevar un trono, ni medir la rentabilidad de las horas dedicadas a la Cofradía y a la Semana Santa.
Pero ya que estamos en ello, seguid con las cuentas de cosas imprescindibles: intendencia alimenticia, servicios de limpieza y policía municipal... materiales, telas.
Aplicadle el baremo de un país rico como los EE.UU. donde existe una concepción del mérito, del trabajo y del esfuerzo, sobre una idea elemental: ningún bocadillo es gratis.
Agustín Puche en su presentación del cartel hizo un retrato: “Nos asusta una hipoteca, firmar una letra y por ello nos superan otros en espíritu empresarial y aventurero... pero nos embarcamos por una Cofradía.” En la Semana Santa hay pequeñas vanidades. Como en toda actividad humana. Pero hasta llegar a un desfile ¿habéis reparado alguna vez cuánta generosidad, cuánto tiempo, cuánta organización y dedicación, en definitiva cuánta solidaridad?.
Si aparentar lo que no somos es un lujo innecesario ¿por qué no valorar lo que significa apreciar el empeño de mantener una tradición y un arte, en un mundo de negatividad patente, casi autista, “enmurado en su sobrevaloración” por usar la expresión alemana?
Que mayor rasgo de hermandad, de unidad que unas cofradías, que necesitan el esfuerzo de tantos, para salir, es verdad, un solo día a la calle.
Os pregunto una vez más: ¿Qué partido político, club deportivo, organización cultural, mueve a tantos, de manera desinteresada y, en muchos casos, con cargo a su propio presupuesto?.
¿Quién tiene tanta capacidad de convocatoria, ahora que hablamos de voluntariado social y tendemos a creer que los más alejados o lo más llamativo es más meritorio?
Dudáis también si ese esfuerzo y ese patrimonio dedicado a otros fines podía ser más evangélico. Pensadlo despacio.
Sin necesidad de responder a nadie, más que vuestra razón y conciencia: ¿cambiaría la situación de los pobres una especie de “desamortizacion de Cofradías”?. ¿O nos empobrecería a todos quedar sin quehacer ni ilusión a cambio de ...?.
En cualquier caso, estad dispuestos a hacerlo, siempre que la propuesta sea mejor que la que tenéis. Miguel Ángel Pérez, conciliario de tres Cofradías, aboga por la renovación de criterios. Escuchad cualquier opción, pero antes de abandonar cualquier proyecto tened muy seguro a dónde vais y para qué. “Usted perdone – le dijo un pez a otro. ¿Dónde puedo encontrar el océano? Lo busco por todas partes, sin resultado. El océano, respondió el viejo pez, es donde estas ahora mismo. ¿Esto? Pero si no es más que agua... Lo que yo busco es el océano... respondió mientras se alejaba.
Deja de buscar, pequeño pez. Tienes lo que buscas. Sólo necesitas tranquilidad, abrir tus ojos y mirar. No puedes dejar de verlo”.
La cita es de Anthoni de Mello, en El canto del pájaro. Por cierto, en imagen el angular “ojo de pez” da una visión panorámica muy amplia.
Os devanáis la cabeza sobre actividades de promoción turística y de ayuda al comercio y a la vida de Antequera. La Semana Santa aporta a la ciudad un patrimonio rico en arte y monumentos.
¿Qué sería de la iglesia de Jesús si la Cofradía del Socorro no la comprase?. ¿Estaría San Agustín en pie sin la Pollinica? ¿Recobraría San Zoilo su esplendor sin los Estudiantes?.
¿Tendría culto San Pedro sin el Consuelo y estaría apuntalado Santo Domingo sin la Paz?
7 El porque religioso.
Desde una perspectiva teológica, la Semana Santa es difícil. Porque ¿qué explicación tiene venerar a varias Vírgenes, a varios Cristos?
¿Cómo decirle a alguien extraño a nuestra cultura que el Señor del Rescate “se asoma” a la Vega? ¿Que se encuentran la Paz y el Socorro?
¿Qué el Consuelo “baila” en San Pedro y “se encuentra” con los Dolores en la Plaza de Santiago? ¿Que la Paz “espera” al Socorro para bajar juntas hasta San Sebastián?
¿Qué el Señor da la vuelta ante el Hospital para visitar a los enfermos?
Cualquier aproximación conceptual se estrella contra esa humanidad desbordada de un Dios conocedor de la hondura personal y una Virgen confidente de alegrías y desdichas, que encontramos en la calle y, según nuestro estado de ánimo, llora o sonríe.
Cualquier raciocinio se desmorona ante las largas filas de penitentes y devotos, de pies descalzos y rostros velados, de la “humanizacion” de una Virgen vestida con traje de novia.
Os reprocháis el disfrutar con la Semana Santa, alegraros con su esplendor. Vuelvo al Evangelio: El reino de Dios es como una boda y en ella no falta un aguafiestas que en lugar de disfrutar del vino del milagro se lamenta de que lo sirvan al final.
El Evangelio es, en su lenguaje, plástica visual, metáfora, color, mucho antes de la TV por satélite e incluso con siglos de adelanto sobre Teleantequera.
Hay una adulteración del Evangelio cuando se convierte en un “Reality Show”; porque este es, simplemente, la exhibición del dolor humano convertido en espectáculo.
La fórmula es antigua. Son reality show las implacables descripciones de la Biblia sobre la destrucción de Sodoma y Gomorra, el circo romano con los cristianos, en la Roma creadora del derecho, los autos de Fe hasta hace apenas dos siglos, la guillotina en la fraterna e igualitaria Revolución Francesa.
Y los son, en la era de los Derechos Humanos, Ruanda, Sarajevo o Irak.
8 Lenguaje verbal y de signos.
La Semana Santa de Antequera, por tener, tiene un lenguaje propio, un metalenguaje exclusivo: palabras que responden a realidades hermosas, intraducibles en su sentido literal para los profanos:
¿Qué diccionario puede explicar, sin empobrecerlo, el significado de ¡Arriba!, bailar una virgen, correr la vega, ir de mantilla, vestirse de hebreo, guión, camarera, hermanaco, hermano mayor, campanillero de orden, campanillero de lujo, trono, puntal, encerrar, armadilla, desfile, celador, pollinico...?
A todo este lenguaje propio añadid las palabras que carecerían de sentido si la Semana Santa no existiese o fuese de otro modo: desde designaciones de oficios prácticamente desconocidos en muchos lugares como tallista, dorador, vocal de cultos... a primer teniente, tarjetero, fiscal, consiliario, contador, mayordomo...
El lenguaje verbal es una forma expresiva y hay otras tan explícitas y descriptivas como él. Vosotros lo tenéis en ese lenguaje plástico, barroco, litúrgico, esplendoroso de las procesiones.
La primera procesión antequerana, con constancia documental se remonta al siglo X. Hay otra procesión castrense, con la Virgen de la Esperanza, en 1.410. En octubre del mismo año el Infante Don Fernando desfila desde el Real, en la actual plaza de San Francisco, a la mezquita, situada en el patio de armas del Castillo y la consagra con el nombre de San Salvador.
En 1.543, las Cofradías del Cristo de la Veracruz y de la Sangre peregrinaban desde San Zoilo hasta el cerro de la Cruz y ya existía en Santa María de Jesús la Cofradía del Dulce Nombre.
Con estos precedentes ¿podrían sorprendernos los templos actuales, las cofradías y el gusto por las procesiones?
¡Mal lo debieron pasar los antequeranos cuando las disputas de Chacones y Narváez les privan de ellas o cuando circunstancias más recientes les obligan a suspenderlas!
9 Procesiones.
Las procesiones como manifestaciones religiosas son anteriores al cristianismo y los griegos tenían las Panateneas, inmortalizada en los frisos del Partenón, y las de los misterios de Delfos, Delos y Eleusys.
Los Triunfos de los emperadores romanos, los desfiles, las comitivas, también procesinan aunque no se ajusten a la definición de “sucesión de personas que avanzan, lentamente, una tras otra, llevando imágenes de santos o signos religiosos.
Como los autos sacramentales responden a una representación dramática de una concepción teológica: la culpa, la gracia, el perdón,... la iglesia, que cristalizan en un ritual aún hoy vigente.
En el avanzar ordenado de las procesiones es factor fundamental la música. Y hoy, al escuchar ese concierto de marchas procesionales de nuestra banda, con el himno de Antequera por su amor, he pensado una vez más, en la inexcusable presencia de la banda de los antequeranos en los desfiles de Antequera.
En las procesiones, Antequera rompe la lógica del tiempo. Salen de noche, después de un día espléndido. Tiene miedo de llegar al final y demora, todo cuanto es posible, esa hora de encerrar, con miedo a que se acabe la felicidad de ver en la calle los tronos. (Las nuevas teorías sobre la glándula pineal indican que la melatonina, versión actual del elixir de la eterna juventud, está relacionada con la quietud y la oscuridad).
10 Recordar y soñar.
Cómo recordar, en sentido vivencial, significa “meter en el corazón”, podríamos evocar y tener la audacia de innovar.
Vosotros que transmitís las señales por el bello toque de unos campanilleros únicos en el mundo podéis aunar la eficacia de las comunicaciones para una marcha ordenada y continua, para una base de datos documental o para un inventario.
Buscar fórmulas de iluminación de los tronos o de constituir organismos que permitan mostrar los enseres en un soñado Museo de las Cofradías, tantas veces reclamado por el Director del Museo Municipal, Manuel Cascales, y no menos veces proyectado por Gonzalo Ruiz Rojas o José Escalante. Entre los museos más singulares del mundo figuran el de Tecnología y Trabajo de Mannheim (RFS), el Olímpico de Laussana (Suiza), el de Arte Folclórico de Nafpolion (Grecia).
La European Museum of the Year Award (EMYA) concede cada año el Premio Museo Europeo. Este año optan al mismo los españoles Casa del Hombre de La Coruña, el Museo Sefardita de Toledo y el Proyecto Arqueológico de Gijon (Asturias).
¿Os imagináis el museo tan especializado que sería el de las Cofradías de Gloria y Semana Santa de Antequera? ¡Soñad y embarcaos!
11 El por qué de las cosas. Clave histórica.
Dice Juan Manuel Moreno que Antequera es a la vez “Museo y Archivo” y que vale más lo que late dentro que lo que aparece fuera. (Y ya son dos las opiniones coincidentes sobre aspectos distintos).
La Historia es la vida cotidiana y nosotros, aquí y ahora, somos testigos y hacedores de la nuestra porque hay una historia vivencial, personalísima, que la hacemos cada día y nos parece intrascendente. Se llama biografía.
Hay otra historia, evocada, magnificada en el recuerdo, embellecida en la nostalgia, recreada más que contada. La que nos precedió y nos condiciona, pero que ya no podemos modificar.
Existe otra historia, la que legamos y transmitimos, la que harán, ya están haciendo nuestros hijos. Las tres conviven, simultáneamente, en la “intrahistoria” de cada uno de nosotros y son la clave para vivir el presente y poder contarlo adecuadamente:
Tolkien, en “El señor de los anillos”, pone en boca en uno de sus protagonistas: “yo pensaba que los personajes maravillosos de las leyendas salían en busca de aventuras porque querían tenerlas... una especie de juego.
En las historias, los protagonistas se encontraban en medio de una aventura, que ya tenía los caminos trazados y supongo que tuvieron, como nosotros, la posibilidad de volverse atrás.
Pero no la aprovecharon y, si lo hubieran hecho, no lo sabríamos porque nadie se acordaría de ellos. Sólo se habla de los que llegaron hasta el fin”
La memoria de los pueblos conforma creencias y vivencias, talantes y actitudes, que tienen su trasfondo más allá de lo alcanzado: Los Psicólogos lo llaman el subconsciente colectivo. ¿Qué hay en vuestra memoria secular?
¿Os habéis preguntado si Don Rodrigo de Narváez o el Señor de Aguilar defendían Antequera o se ponían, expresamente, “a hacer historia?”. Me temo que no. Como tampoco es vuestro propósito hacerla cuando preparáis los tronos o los lleváis por Diego Ponce o la Plaza del Carmen.
Y sin embargo, sois el eslabón de la historia y predecesores de los antequeranos del año 2.500.
Para entonces considerarán anacrónicas las procesiones, las iglesias, la plata cincelada y puede que también, gracias a vosotros, se sepa lo que son porque se lo habéis legado, en ese puente hacia el futuro, en el día a día, en cada casa.
Diego de Vega talla la imagen del Dulce Nombre de Jesús, en 1581 y el Cristo de la Paz al año siguiente. Cuando ellos trabajan con la gubia o cuando Andrés de Carvajal tallaba la Virgen o el Cristo del Mayor Dolor o al Señor Atado a la columna ¿se proponían hacer arte para la posteridad o simplemente ejercían su oficio, hacían lo que sabían para sustentar a su familia?.
¿Cuál es la razón de que nos acordemos de un imaginero del 1.771? Un pequeño detalle fundamental. Hizo bien su trabajo, fue un buen profesional. De ahí su creatividad. Su permanencia. Pero ¿creéis que Carvajal era más espiritual, más angélico, tenía más mérito que cuando Marisa Olmedo lo restaura, que cuando vosotros lo conserváis, o que cuando gracias a su Cofradía sale cada Miércoles Santo?
¿Creéis que Medina, Pablo de Rojas, la Roldana, Jerónimo Brenes, obtuvieron fama y reconocimiento de sus convecinos? ¿Seguiría vivo Jerónimo Quijano si su Cristo Verde no fuera una joya para los Estudiantes? ¿Tiene más mérito por tallarlo que Begoña Bravo por restaurarlo?. Y al hablar de restauradores pienso en Antonio Checa, en Francisco Marín, en José Romero...
¿De que valdría la obra de un tallista e imaginero si nadie la apreciase y conservase y le hiciese patente ese valor a los suyos?
Incluso si en vez de salir en un trono, con devoción de los antequeranos, sólo fuese arte en un museo, o se hubiese perdido por desidia o incuria, por indiferencia.
Porque los objetos no sólo son bellos y tienen sentido en un deleite estético. Tienen la vida que le confieren las personas que lo estiman.
Con el paso del tiempo, la antigua pintura al óleo puede volverse transparente. Si el retrato de Antequera se tornase translucido ¿creéis ciertamente que sería mejor la historia contada que la historia vivida, la recogida en las crónicas que la archivada al minuto...?
En los viejos pergaminos la cera superpuesta da lugar a los “rescriptos”, que a veces cubren un original escondido mucho más valioso que el texto legible. En la Historia de Antequera el códice primitivo es rico, variado, múltiple y complejo. ¿Creéis que las proezas de Chacones y Narváez o las actas de Talavera tienen más valor o son más notorias que los afanes de Matas, Vidaurreta, Puche, Carrasco, Pérez Cervantes, Sotomayor, Bracho, Barón Herrera, Manzano y de sus directivas?
¿Creéis que sus disputas tenían más grandeza que esos pequeños “tiquismiquis” que ahora mantenéis, casi como una riña ritual, y yo sospecho que más por tradición que por desacuerdo ¡porque sin ellos os faltaría algo!?
¿Sabéis si los que fundaron la Cofradía de los Estudiantes, en 1.959, los que se arriesgaron a la del Rescate en 1.955, los que recuperan el Consuelo en 1.947, los que crearon el Mayor Dolor en 1.950 son menos cofrades, por estar más cercanos que cuando el Marqués del Vado o el Conde de la Camorra hacían resurgir, en el siglo XVII, la Cofradía de los Servitas?
El alcalde perpetuo Rodrigo Manuel de Narváez y Rojas ampara la Cofradía del Socorro, que data de 1.620. ¿Saldría cada Viernes Santo la imagen mariana más antigua de Antequera si Miguel Márquez, en 1.792 y Emilio del Moral en 1.960, no hubiesen reparado las huellas del tiempo. Y si todo este tiempo una Pontificia y Real Archicofradia no velase por su cuidado?
Los Anglada, Moreno, Franquelo, Ramírez, Matas, Guerrero, González, Montes, Villalón, Esteban, Morente, Alarcón, Del Pino, Cordón, Rosales... ¿tenían más medios, más respuesta, más facilidades que las que ahora tenéis a la hora de organizar una cofradía o de salir una procesión?
¿Os hacéis la ilusión de que entonces nadie hacia crítica destructiva -la constructiva esta por inventar- y se quedaba en la acera a criticar, sin mover una mano pero si la lengua, a los que van en la procesión?¿Es que cuando los magníficos plateros de Antequera cincelaban la plata de varales, estandartes y coronas y ejercían uno de los más bellos oficios de esta tierra tenían más pulso o ponían más tino que los González o los...?
¿Es que no es arte cuando un Hermano Mayor alza el trono y lo pasea, con “empaque y majestad” por las calles de Antequera?
¿Es más admirable el bordado del manto de una Virgen, o que los antequeranos aclamen a la reina del Portichuelo o a la reina de Belén?
¿Qué es, sino amor, mantener un patrimonio e incrementarlo?.
Final... y empieza el Pregón.
Y en este punto, mi propuesta es empezar el Pregón. Un Pregón conforme a las normas establecidas, breve y conciso, como el de un pregonero clásico, que podría decir así: Señores cofrades de Antequera que expresáis vuestra fe de tantas y tan variadas maneras, desde el momento de vuestro bautismo, como la más joven cofrade de Antequera...
Señoras camareras que transformáis en devoción y culto vuestra tarea y tenéis a honra dedicarle una vida.
Señores Hermanacos, fuerza y corazón, señores bajo el trono, a quienes quiero rendir un homenaje en la persona de José Galán, por sus 50 años como hermanaco del Socorro.
Señores Hermanos Mayores, que dedicáis tantos desvelos durante un año para hacer posible una procesión.
Señor Presidente de la Agrupación de Cofradías, que mantiene y acrecienta el legado inestimable de la Semana Santa de Antequera.
Reverendas Madres Clarisas, nuestras anfitrionas en este Convento de Belén, sede de la Cofradía de los Dolores, que este año acoge el pregón.
Señores, José Luis Vidaurreta, autor del cartel de la Semana Santa y Agustín Puche, presentador del mismo.
Señores pregoneros y pregoneras, autores y presentadores de los carteles de las Cofradías.
Señor Arcipreste, señor Vicario de Antequera, señor capellán de la Agrupación, señores conciliarios, que intentáis traducir el Evangelio a la vida.
Sr. Alcalde, historiador y cofrade, autoridades de una ciudad excelente en la que sus ciudadanos merecen el tratamiento de honor y de respeto que confiere la nobleza del espíritu.
Señor Obispo, que nos honra con esta primera asistencia al pregón de una Semana Santa, expresión de la presencia de la Iglesia en la sociedad civil.
El saludo, especialmente dirigido a quienes no están con nosotros, a las religiosas de clausura de Antequera, a madres que se han quedado con los hijos pequeños o en la cocina, a los médicos y las personas que atienden enfermos o deberes cívicos, incluso a los que no han querido venir.
A mi hija Carolina, antequerana en Filadelfia, y Lucía, aquí presente, y a todos los que me hicisteis chantaje emocional para que dijese sí a la propuesta de la Agrupación de Cofradías.
A todos los que atendisteis mis consultas y mis ruegos y me dedicasteis tiempo.
Y a Carmen Armesto, Manuel Molares, Lorenzo Abanades, Cristina Ozaeta, José Manuel Rivas, amigos que, sin conoceros, estuvieron pendientes del Pregón y de la Semana Santa de Antequera:
En la era de la comunicación simultanea bueno será recordar que el primer pregonero de la era cristiana, el anunciador de la buena noticia del Evangelio fue Juan el Bautista, el precursor del Verbo y la Palabra.
Hubo antes profetas, augures, adivinos, pero ninguno anunció una Verdad tan auténtica y una Palabra más salvadora.
En las técnicas de comunicación actual se transparenta un pregonero anunciador de hechos concretos, el profeta o divino, el Tiresias griego, en ocasiones y dado al contenido “mantikakon” de Homero.
A los pregoneros de Antequera se les asignaba un sueldo, que perdían si modificaban el texto o cambiaban su sentido. Eran portavoces y sabían leer, una rara habilidad en su tiempo.
Los pregoneros tenían un don: su voz.
Las voces se parecen al agua y también a la luz. Al agua, porque surgen como de un manantial de la garganta, y a la luz por la diversidad de tonos y matices.
Así, hay voces de esparto y terciopelo, oscuras y claras, planas e irisadas, versátiles y pastosas. Voces como un trueno, duras, partisanas surtidores furiosos que amagan una inundación.
Las hay sin inflexiones, temblores o tonos. Otras, por tímidas, resultan inaudibles. Varias confusas e ininteligibles. Las hay que hablan de Fe y Salvación toda la vida y necesitan decirlo con la magnificencia de la Semana Santa de Antequera.
En una ciudad llena de armonías y chirridos, de cuchicheos y de gritos, es una síntesis de relación humana acompasar la voz al mensaje, la fuerza de la autenticidad a la calidez del mensajero.
Esa comunicación es lo que en teatro se llama traspasar bambalinas, en televisión comunicar, en la relación empatía, sintonía, entendimiento. Es romper barreras, “feeling”, vibraciones, ondas.
Y Antequera tiene todos esos matices de voz y comunicación y tiene silencios muy elocuentes y silencios devastadores.
He aquí un pregón de voces múltiples, hecho cada día con corazón y con lógica. Con datos históricos y vivenciales. Es una tarea conjunta, una obra de antequeranos, un pregón vital y emocionado, un relato que reúne la historia y la fe de un pueblo.
A partir del Domingo de Ramos, esa historia y esa fe desfilaran por la ciudad con nombres tan bellos como la Pollinica, los Estudiantes, el Rescate, el Mayor Dolor, el Consuelo y los Dolores, el Socorro y la Paz y la Soledad, hasta llegar a la Resurrección del Domingo de Gloria. Sus títulos canónicos son más solemnes, yo prefiero estas denominaciones tan expresivas en su sencillez.
Saldrán las imágenes de Jesús sobre la borriquilla y en la Oración del Huerto, el Nazareno de la Sangre y el Cristo Verde, el Señor del Rescate y del Mayor Dolor, el Cristo de la Misericordia, Jesús atado a la columna y el Cristo del Consuelo (que ese es el nombre del Señor Caído), el Niño Perdido y el Dulce Nombre, el Cristo de la Buena Muerte, la Cruz de Jerusalén, Jesús Nazareno con el Cirineo, la Quinta Angustia y el Santo Entierro y el Resucitado.
Os vendrán a vuestro encuentro. ¿O saldréis vosotros a buscarlas?, la Virgen de la Consolación y Esperanza, la de la Vera Cruz, la Virgen de la Piedad, la Virgen del Mayor Dolor, la del Consuelo, la Virgen de los Dolores, la de la Paz, la del Socorro, la Soledad...
Os encontrareis un año más con penitentes, devotos, espectadores, en los escenarios habituales y en las situaciones que vosotros conocéis, y que con vuestros hechos volveréis a narrar.
Los italianos terminan las frases y las arias de opera “in belleza” (esplendorosa) o “in confidenza” (íntima y sentida).
En esta Semana Santa de 1.996, vosotros antequeranos, seréis belleza e intimismo, pregón anunciador y realidad cumplida, anhelo y deseo realizado. Seréis una afirmación honda y brillante de que el Dios de la vida está presente entre vosotros.
Y yo guardaré, emocionada, la rica experiencia de un pregón en el que vosotros, antequeranos, me disteis vuestra confianza, vuestra amistad y vuestra fe. Será una narración vital de creyentes.
Entre los encuentros imborrables de personas y acontecimientos que marcaron nuestra época habrá un espacio muy cálido para el tiempo en que, juntos, hicimos el pregón de la Semana Santa de 1.996.
Gracias. |