Agrupación de Cofradías de Antequera

Plantilla creada por Conexanet

(2006) D. Francisco Javier Pérez Cervantes

 

Cartel de  Rafael Ríos

 


 

PREGÓN DE LA SEMANA SANTA DE ANTEQUERA

 

PRONUNCIADO EN LA FRANCISCANA IGLESIA DE NTRA. SRA. DE LOS REMEDIOS EL DOMINGO DÍA 2 DE ABRIL DE 2006.

 

POR

 

D. FRANCISCO JAVIER PEREZ CERVANTES

 


 

Datos biográficos de D. Francisco J. Pérez Cervantes

Francisco Javier Pérez Cervantes, nace en Antequera el día 12 de Septiembre del año 1.951 en el seno de una familia numerosa que durante muchos años ha regentado la acreditada cafetería-pastelería-heladería Platabar en calle Infante D. Fernando cerca de las Cuatro esquinas.

 

Hace sus estudios en los Salesiano de Antequera y en el Instituto de Bachiller “Luis Barahona de Soto de Archidona. Hace el Magisterio en el Colegio Maria Inmaculada de Antequera, especializándose en Ciencias Sociales y más tarde en Málaga Pedagogía Terapéutica, Educación Especial y Logopedia.

 

Ha desarrollado su trabajo en Estepota, Fuente Piedra y Antequera donde está actualmente destinado en el Colegio Publico de Educación Especial “Reina Sofía” de la que ha sido Profesor, Jefe de Estudios y actualmente Director. Tiene concedido el “Reconocimiento al Mérito en el Ámbito Educativo.

 

Cofrade desde su niñez, sale de hebreo en la Pollinita, penitente en la Cofradía de Abajo, Hermanaco en los Estudiantes. Ha sido Hermano Mayo de la Cofradía del Mayor Dolor y por tanto de la Agrupación de Cofradías de Antequera.

 


 

Decía el maestro.  Si para Ángel  “Cuestión de fechas”

 

A la Humanidad

Detén, sayón, las manos que levantas,

detén el odio fiero que te agita.

Detente de una vez. Mira y medita

a quien tienes maltrecho ante tus plantas.

¿No has visto que su vida es todo amor?

¡Detesta, arrepentido, tu vileza,

Qué estás, ciego, azotando a tus Señor ¡

 

Reconocimiento

Estos versos los escribía D. Francisco Cordón Henestrosa en 1.961 y se publicaba en la revista Pregón de ese año. Quiero que mis primeras palabras sean de homenaje al fundador de la cofradía que tanto me ha dado y tanto quiero.

 

Agradecimiento

Pero antes de nada, debo comenzar por devolverle a mi presentador, amigo personal y compañero en lo cofrade y en lo docente, el mismo afecto y cariño que ha volcado en sus palabras, recordando hechos de mi vida probablemente ya casi olvidados por mi.

Gracias, querido Manuel Jesús. Aún recuerdo  tu paso por el centro Reina Sofía, paso corto, pues cuestiones burocráticas hicieron que te destinaran a otro colegio.

Tu pregón del pasado año, aún resuena en mi mente, como algo de lo que no puedo, ni quiero desprenderme, esperando que tu amistad me sirva de escape, para paliar mis torpes palabras que hoy toman el relevo y se dispone a pregonar la Semana Santa de Antequera. Siempre ha demostrado ser  un  señor y ahora más que nunca, con ese interés de servir a los demás, como concejal honras este tribuna, igual que honras la política antequerana con tu presencia. Ya solo me queda decirte:

Gracias por ser de Antequera…

Gracias por ser cofrade…

Gracias, Gracias,  por ser mi  amigo…

 

Historia

Cuando aproximadamente hace ya casi cinco meses Francisco Morente Tomás, más conocido por todos y aún más familiar como “ITO”,  me comunicó que la Junta que él preside, en calidad de Presidente de la Agrupación de Cofradías, me había propuesto ser pregonero de la Semana Santa de esta ciudad, a la que tanto quiero y respeto, la verdad, es que ese día jamás podré olvidarlo.

 

Tenía por razones de trabajo, una reunión  y creo que asistí sólo de forma física, pues no pude, ni yo hice nada por concentrarme en lo que en ella se trataba. Por un lado, la razón  me decía que debía rechazarlo; pero por otro lado, mi corazón me inclinaba que adelante, adelante; ¿cómo podía decir que no a lo que es mi gran pasión, a lo que he dedicado tanto amor y cariño?,  ¿cómo podía rechazar el ser pregonero de la Semana Santa, de esta privilegiada ciudad, Antequera?  Y, mientras me seguía preguntando el por qué, la mañana avanzaba y la idea empezaba a ilusionarme.

 

Porque, pensándolo bien, soy hombre de Semana Santa, me gusta la Semana Santa, amo la Semana Santa y, la verdad, no me hallo, ni me encuentro, sin mi Semana Santa.

 

(Tengo que empezar) por mi

 

Ofrecimiento (nobleza obliga)

A ti Señor del Mayor Dolor, te doy las gracias, por haberte puesto en mi camino, y haber presidido mi vida y la de mi familia y haberme hecho de pequeño Mariano, con la devoción y la Fe de quien todo lo puede, en María Auxiliadora, herencia de mis padres,  ¡tu madre¡. Pero que hoy más que nunca me acuerdo. Y te digo:

 

“Señor del Mayor Dolor de la ciudad de Antequera

Dichoso el que se protege debajo de tu bandera”

 

A la Alcaldesa y Patrona por Remedios y Santa Eufemia

Al Patronazgo por Salud y de las Aguas.

Alegría y multitud por Rosario y Verónica.

 

Recuerdos

Ahora me vienen a la memoria tantas vivencias, que relatarlas sería casi imposible; además, pueden resultar pesadas. Pero sí recordaré con vosotros algunas han dejado huellas en mí.

 

En la casa, familia numerosa, ocho hermanos, de pequeños, cuando recogíamos el pan que se caía de la mesa, lo hacíamos con un beso, porque era la “Cara de Dios”. Así me lo inculcó mi madre y a veces, ahora ya adulto, perdido en tantas obligaciones, lo suelo hacer.

 

Recuerdo que  en mi niñez, cuando ayudaba en el bar a mis padres, en la semana santa se multiplicaba el trabajo. El domingo de Ramos esperábamos, a que la Junta directiva de la Pollinica,  con D. José Moreno  al frente llegara al Plata, una vez que la procesión había terminado, para tomar un merecido refrigerio. Yo esperaba  para ver a mi hermano Juan Antonio, que ya a su corta edad pertenecía a la Junta y salía de celador, siempre bien acompañado de sus amigos mayores, Villalón, Daza, Federico…

 

El jueves Santo, era frenético. Teníamos que combinar las meriendas que en aquellos tiempos dábamos con el servicio que hacíamos  a la Cofradía de los Dolores, justo en la casa de enfrente. Y tengo que decir, que me apuntaba siempre a lo segundo, disfrutaba viendo  a los Hermanacos, que en aquellos tiempos, ¡difíciles¡ tomaban con entusiasmo el café y el bocadillo que se le había preparado. De acuerdo con el uso y costumbres de aquellos tiempos, los gastos corrían por cuenta del Mayordomo.

 

El ruido que llegaba de los tambores nos decía que se acercaban las procesiones. Mi padre, en aquellos tiempos, se afanaba para que esos momentos fueran quizás únicos y ya irrepetibles. Se dejaba todo, no se servia en el mostrador y la gente, que en esos momentos llenaba el Plata se asomaban a la puerta para verlas. El Viernes Santo, las tapas que se servían eran de Cuaresma, es decir nada de carne, como acompañando ese ayuno y abstinencia que casi de obligado cumplimiento se hacia. ¡Qué tiempos! ¡Como se ha cambiado!

 

Y tengo que decir que tenía envidia, no se si sana. Con tan poco años, lo que quería era estar fuera, con los amigos, con la pandilla, viendo las procesiones, participando de ellas, quizás, en cualquier sitio menos trabajando.  Por eso ahora mi voz, se hace temblorosa y no tiene palabras para agradecer que hoy sea el pregonero.

 

Y aquí me tenéis, esta mañana de primavera, con vosotros, entre vosotros, no por mis merecimientos y méritos, sino porque así lo habéis querido y yo acepto el reto, que a la vez supone para mí un gran honor, de hacer la lectura del Pregón de Semana Santa del año 2006, como preámbulo a la salida de nuestras queridas y entrañables procesiones.

 

Saludo

Ilmo. Sr. Alcalde.

Sr. Presidente y Junta de Gobierno de la Agrupación de Hermandades y  Cofradías de la Semana Santa, Institución Predilecta de la ciudad

Ilma. Sra. Diputada del Parlamento de Andalucía.

Amigo José Manuel

Sr. Capellán Consiliario de la Agrupación de Cofradías

Hermanos Mayores y Juntas de Gobierno de las Cofradías y Hermandades de Pasión y Gloria de esta ciudad.

Amigo D. José Manuel, amigo Manolo.

Antequeranos,  queridos compañeros.

Señoras y Señores, amigos de corazón.

 

Permitirme dar lectura a mí:

 

Dedicatoria

A la memoria de mi padre y de mi hermano Juan Antonio, testigos desde el cielo de este Pregón.

A mi madre, verdadera precursora de mi fe y de todo mi sentir religioso.

A mis hermanos, los ocho y sus esposas.

A mi mujer Mercedes, a mis tres hijos, Javi, Mercedes y Rocío, por la cantidad de tiempo que les he quitado y probablemente como dicen nuestros mandamientos, para reparar hay que devolver y yo, ya no se los pueda restituir o devolver.

A los medios de comunicación, que tan magnífico trabajo desarrollan llevando la Semana Santa a los enfermos, a los impedidos y a quienes están lejos de la ciudad amada.

A los niños de mi colegio de los que he aprendido mucho  y a mis compañeros del “Reina Sofía”, a los que les debo tanto

A Juan y Encarni, “mis otros”.

A todos los que, de forma anónima, me han parado por la calle y me han animado. Y a vosotros que hoy me acompañáis en este día tan señalado.

Que el Señor pague a todos esa ilusión que hoy nos convoca.

 

Homenaje

Pero antes de comenzar, permitirme mi pequeña contribución a todos los que, año tras año, hacen esa labor callada y silenciosa, pero que sin ellos no habría Semana Santa.

A los hermanacos, que son los puntales de las procesiones representando el coraje y la generosidad de su hombro para darlo todo por su Titulares.

A las camareras que convierten con su mimo y su buen hacer en verdadero arte floral los tronos antequeranos

A los hermanos mayores de trono, que  con su grito de ¡arriba¡ solo sostenido por el largo esperar de un año.

A los penitentes, a todos los que acompañáis, sea la procesión que sea, vuestros titulares, siendo la confesión convincente de la fe que profesáis.

A la juntas de las cofradías, testigos mudos que dedicáis tanto trabajo y dedicación.

A la Agrupación de Cofradías, pues sobre vosotros recae la responsabilidad de mantener viva esta llama inapagable.

A los cofrades, porque sois el peso fundamental donde se sustenta toda la Semana Santa.

A todos, este es mi pregón.

 

 

PREGÓN

Pregonar es cantar y cantar sólo lo hacen los poetas y trovadores, porque el pregón es, a la vez, preámbulo y canto de la Semana Santa, una lectura oral del dolor de Cristo, del humano llanto de la Virgen, de la incondicional compañía de Juan. El pregón es para mí un mensaje de amor y nunca de temor, porque las procesiones son actos públicos donde manifestamos nuestra Fe y conservamos nuestras tradiciones.

 

Y me dispongo a manifestar y cantar la belleza de las imágenes antequeranas.

 

Sentirme Pollinico de San Agustín

y de Esperanza.

Estudiante de San Francisco

y Nazareno.

Trinitario del  Rescate

y generoso.

Penitente del Dolor

y del silencio.

Alegría del Consuelo

y Misericordia.

De los Dolores su pena

y su hijo.

La belleza de la Paz

y ser su niño.

Del Socorro su vega

y fortaleza.

Y Soledad hasta el final

y consolarte.

 

Pero me adelanto a decir que no es tarea fácil hacer un pregón en Antequera; el listón está muy alto, pregoneros de aquí y de fuera lo han hecho antes que yo y desde esta tribuna  quiero rendirle mi más sincero homenaje.

 

Desde Antonio Luna, que en 1950 pronuncia su pregón en Radio Nacional de España, hasta Manolo Barón.

 

Todos han pregonado a nuestros Cristos y a nuestras Vírgenes en tonos exaltados y elocuentes. Y frente al grito emocional del poeta, este humilde pregonero sólo podrá relatar vivencias personales y aportar a la Semana Santa su amor por las cosas de Antequera.

 

Quizá en la imaginación de todos se ha dispuesto la fecha del año 2006 como una especie de pórtico hacia los diferentes tiempos religiosos que empezamos: nuevo Papa, otra forma de entender, lo que pronto, ¿Quizás?, será la Reforma dentro de las Hermandades y Cofradías; y personalmente, para mí, este año supone algo extraordinario, jamás pensado pero si muchas veces soñado y hoy hecho una realidad. Por eso os invito a anunciaros con más fuerza que nunca, Nuestra Semana Santa la de Antequera, la que comienza dentro de una semana. La que se conoce, la que se ama, la que  se vive. Vamos a pasar del dolor al amor, de la muerte, a la Vida.

Y ya con las manecillas del reloj señalando el despertar puntual de una nueva primavera, con el Sol asomándose por la Peña de los Enamorados, oliendo a romero y a palma, la Semana Santa se acerca. Y desde el pórtico de esta iglesia para mí tan especial y bajo la protección de nuestra Patrona, la Virgen de los Remedios Coronada, Alcaldesa Perpetua, a la que acudo para su protección y ayuda, y en el marco de la  celebración, hoy dos de abril. Ahora  hace un año, escuchábamos atónitos y atentos la siguiente noticia; “Juan Pablo II ha muerto a los 84 años, en su habitación privada del Vaticano”.

 

Y ese quiero que sea mi primer recuerdo a quien todo lo dio y a cambio nada pidió, y sus veintiséis años de Pontificado han sido siempre un decidido Vía Crucis, llevando como bandera la Cruz y recorriendo a lo largo de su vida, el Vía Crucis terreno como fruto de su contemplación de las escenas del Calvario; y, a su lado, María, nuestra madre, que nos enseña el camino de la esperanza y de la victoria segura.

 

Permitidme, queridos paisanos, invitaros a hacer un sencillo y espero que emotivo viaje hacia el Amor de la Palabra hoy, escrita con mayúscula. Un lenguaje articulado en base a la palabra escrita y pronunciada con minúscula por este vuestro siempre aprendiz de pregonero, que tan honrado y agradecido se siente, una vez más, de hallarse entre vosotros.

 

La Semana Santa deja de ser estos días solamente la celebración del Dolor de Cristo, para convertirse en una mezcla única de pasión y de festejo, de tristeza y sonrisa, de austeridad y gozo, de convicción y apariencia, de fe y folclore. Yo diría más, llega al creyente como al no creyente, tratando de proyectar a Cristo y a la Virgen, al hombre y a la mujer, con sus problemas y con sus sufrimientos, con sus alegrías y con sus penas, como lo que es la vida.

 

Las cofradías actuales sois realidad viva, en aumento, que manteniendo la esencia, la misma fe, habéis dado un cambio espectacular. Sois parroquia, sois Iglesia, participáis en las catequesis y hacéis los recorridos procesionales, con colaboración de los cofrades y no cofrades. ¡Podéis sentiros orgullosos! Nuestra Semana Santa también es grande, está en alza, como todo lo que nace y sale de Antequera.

 

Podríamos decir, que Antequera tiene un patrimonio tan importante, que para los que nos visitan en estas fechas, les podríamos preparar otra Semana Santa, yo les llamaría, de “imaginería pasionista no procesionada”, (que con carácter local, ya fue expuesta en el archivo histórico municipal en 1.996), tan amplia y tan rica, que lograríamos hacer una Semana Santa paralela para regocijo de los visitantes y adecuar un recorrido oficial al espectador. Bastaría para ello citar las imágenes, que, pudiera resultar digno de su contemplación y de su estudio. Así nos encontraríamos con Cristos como  el crucificado de la Salud, el de la Humildad, el crucificado  de la Paz,  el de las Penas, el de la Expiración, el  de Animas,  el Ecce-Homo,  el del Perdón,  Jesús Nazareno, el Cristo Yacente, el Resucitado y Vírgenes como la  de los Dolores, la de la Soledad,  la Dolorosa. Y autores,  unos anónimos, otros consagrados: Francisco Palma, Hernández, Márquez, Medina, Medrano, Ortiz, etc., En iglesias como, San Agustín, El Carmen, Loreto, San Pedro, Santa Eufemia, Capuchinos, Belén, San Juan Bautista.(si así lo quieren se lo podemos preparar).

 

La Semana Santa es, en Antequera, la semana por excelencia. Toda ella se pone en movimiento y una fiebre de actividad transpira y palpita en plazas y calles, en iglesias y conventos, en colegios, en todos los centros de trabajo, de cultura y de arte. Sus procesiones son las auténticas celebraciones litúrgicas y las más adaptadas a la realidad histórica.Y aquí me tenéis esta tarde de primavera con vosotros, entre vosotros.

 

Sólo el Amor nos permite abrirnos a la grandeza del misterio. En este sentido, las procesiones de Semana Santa nos ayudan a reconstituir o a reencontrar la dimensión religiosa oculta en nuestro  inconsciente.

 

Benedicto XVI, en su homilía de la solemnidad del Corpus Christi decía: “Que nuestras calles sean las calles de Jesús. Que nuestras casas sean casas para Él y con Él. Que nuestra vida de cada día este impregnada de su presencia”. Con este gesto del Papa, ponemos ante sus ojos los sufrimientos de los enfermos, el recelo de los emigrantes la soledad de los jóvenes y los ancianos, las tentaciones, los miedos, toda nuestra vida. Las procesiones tienen que ser una gran bendición pública para nuestra vida. Cristo es, en persona, la bendición divina para el mundo. El Amor eterno.

 

No sé si os habréis percatado de que, en el brevísimo trayecto que llevamos recorrido, ya han salido a relucir las dos palabras que simbolizan y compendian el hondo latir de la Semana Santa: Dolor y Amor, amor y dolor.

 

Y viene a mi pensamiento el recuerdo de una monja, que allá por los setenta y con tan sólo dieciocho años, en el trascoro de la iglesia de San Sebastián y ante la imagen de Cristo del Mayor Dolor,  profesaba sus votos en silencio, su madre a su lado, testigos divinos el Cristo, la Virgen, y María  Magdalena, para ingresar ese mismo día en la Orden de las Franciscanas de los Sagrados Corazones.

 

Orden fundada por nuestra paisana Madre Carmen, actualmente en proceso de Beatificación. Pronto tendremos una santa antequerana. Aquella muchacha de tan sólo dieciocho años cambió el Mayor Dolor por Cristo del Mayor Amor.

 

Y este, queridos paisanos, va hacer el titulo de mi Pregón.

 

Dolor y Amor

Voy a describir y cantar con el Mayor Amor que pueda nuestra Semana Santa. Para mí la Semana Santa es todo el año. Cuando presidía mi Junta, solía decir: “Aquí nuestro curso empieza el domingo de Resurrección y termina el sábado de gloria, nuestro año es de 366 días”. Para mi la Semana Santa es estar con Santa Eufemia, con el Rosario, con el Rocío, asistir a la presentación del cartel anunciador por la Agrupación de Cofradías, hablar de casetas, de lotería, de proyectos, de presupuestos, de acudir a los triduos, de asistir a la copa que tan gentilmente nos dan  las cofradías y que además sirve para compartir y hablar de tantas cosas, ayudar el Jueves Santo a primera hora, cansado de nuestro Miércoles Santo, a preparar con mi amigo Juan, el Monumento al Santísimo, visitar al mediodía las iglesias para ver los tronos, ya dispuestos para su salida procesional, colaborar en los Santos Oficios por la tarde, asistir al Vía Crucis de San Sebastián el Viernes Santo y poder resucitar con Cristo en la Santa Misa del domingo de Pascua.

 

Hoy día, los tiempos van cambiando, y de qué forma. Por eso, los Cofrades tenemos que exigirnos cada día más en todos los campos; no es justo que sólo se lo pidamos a la Iglesia.

 

Hoy día no se puede pertenecer a una cofradía y no frecuentar los Santos Sacramentos, tener odio en el corazón y despreciar a los demás; no podemos pedir religión en los colegios y nosotros no asistir a misa o poner  dificultades en  la vida del creyente.

 

Meditemos sobre esto y tendremos lo mejor de la Semana Santa, porque será la autentica, la explosiva, la que lleva al Amor a Cristo. ¡Y así seremos cofrades y buenos católicos!

Pensamiento

Las manifestaciones religiosas llevan a configurar el verdadero sentido popular; pero, en conciencia, para los que somos creyentes, estas manifestaciones religiosas se alcanzan de padres a hijos, se comunican de unos a otros y lo hacemos como algo nuestro.

 

Pues bien, las Hermandades-Cofradías tienen que tener tradiciones como asociaciones de fieles cristianos concientes de pertenecer a lo más sagrado y sublime, que nos cobija y nos ampara ¡La Iglesia!

Pero puedo decir que todo lo alimenta la fe y esa sólo viene de nuestro Cristo.  Porque es así, mis queridos cofrades. Y lo digo porque lo creo. Los que estamos aquí, la mayoría somos cofrades y pagamos nuestra cuota, asistimos a los cultos, rezamos a nuestras imágenes; ¿a nuestra manera? ¡Pero lo hacemos¡ y a veces qué recibimos. Nos dicen que estamos desfasados, que no vamos con los tiempos. Y yo les diría; nosotros hablamos con Dios todo el año, cuando preparamos la caseta de feria con el fin de recolectar algo de fondos, cuando vendemos lotería, cuando nos manchamos de cera, cuando nos duelen las manos de poner claveles, cuando con mimo y respeto las camareras engalanan todos los sábados sus altares, los carpinteros preparan sus gubias, los mayordomos preparan sus casas, los hermanacos sus ropas… Eso para mi es estar cerca de Dios.

 

Los cambios políticos y económicos verificados en nuestra sociedad han favorecido experiencias y oportunidades antes insospechadas para los jóvenes. El cuadro de valores se ha trastocado. Estamos ante la primera generación de jóvenes que no han sido educados cristianamente. Más de un 30% de los jóvenes españoles no han mantenido contacto con la Iglesia.

¡Si la Iglesia ha perdido el monopolio de la religión!, quiere decir esto que ha pasado a ser una alternativa más.

Muchas veces somos unos incomprendidos hasta por los que estamos dentro. Y desde aquí y con el mayor respeto, pregono, que las cofradías y hermandades son las instituciones públicas de la Iglesia más numerosas y que deben de recibir en todos los tiempos el apoyo y el respaldo de los diferentes párrocos y sacerdotes y, por supuesto, de la propia Conferencia Episcopal.

Y ahora, permitid que este pregonero, os haga un recorrido por el embrujo de nuestras calles, de nuestras casas, nuestras iglesias, de nuestras vegas, con la emoción de  que esos  contrastes  de luz y de penumbra hacen inolvidables nuestros desfiles procesionales.

 

La Semana santa de Antequera es ante todo vida, gozo, sensibilidad, amor y, sobre todo, ese encanto que nos trae la primavera antequerana y que se traduce en el idóneo Vía Crucis penitencial. Toda la ciudad se vuelve templo para ofrecer la representación anual del milagro de la Redención del Hombre. Por eso, este Pregonero se convierte hoy en acompañante ocasional, voluntario, para recorrer las calles de Antequera  y encontrar sus imágenes en sus estaciones procesionales, haciendo de nuestra semana santa un rosario de dolor y de gozo

 

Amor: Misterio Gozoso

Estando próximo a Jerusalén, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea que está frente a vosotros y enseguida encontrareis una burra atada y con ella un pollino: desatadla y traédmelos. Y si os dicen algo, contestad: "El Señor los necesita; enseguida los devolverá".”

El Domingo de Ramos, pórtico y comienzo de las celebraciones de la Pascua, condensa y sintetiza cuanto se celebra en la liturgia de estos días sagrados. Dos partes tiene la liturgia de este día: la bendición de las palmas que se realiza en las iglesias de Antequera y  desde allí celebran la Santa Misa, preludio de la Semana Santa... Esta fiesta de júbilo y de ilusión reproduce en entusiasmo de los habitantes de Jerusalén, cuando Cristo entra en la ciudad montado en una borriquilla, como los antiguos reyes de Israel solían.

 

¿Y qué es la ilusión?...

 

La ilusión es lo que brilla en los ojos de un niño que pasea de la mano de sus padres por la calle Estepa...

La visita de los antequeranos, a la Iglesia de san Agustín para ver su exposición permanente de arte, tan cuidada y con tanto detalle.

Lo que lleva el repicar de las campanas de la torre de San Sebastián, hermosa siempre...

El escuchar el reloj de nuevo del restaurado Ayuntamiento….

Lo que nos inunda al saber que el domingo que viene –si Dios quiere- será Domingo de Ramos.

De un extremo a otro de la ciudad, de este a oeste, las gentes se animan y llenan las calles. Las madres, nerviosas, dan los últimos toques a las ropas “es domingo de estrenos”.con sus nuevas cintas, con sus lazos nuevos, rumores, clarines, música. Ya es, por fin, Semana Santa.

 

El punto de partida será la Iglesia de San Agustín. Allí, decenas de niños esperaran nerviosos con sus ramitas, sus palmas y sus varas la salida procesional que abre nuestra Semana Santa.

 

Hay que ver su desfile y, sobre todo, el milagro de su salida procesional. Solo la disciplina de sus hermanacos y la buena dirección de sus hermanos mayores hacen posible la hazaña de salir por una puerta tan dificultosa de esa bien cuidada iglesia

.

¡La Pollinica¡ ¡Jesús Orando en el Huerto¡ ¡Virgen de la  Consolación y Esperanza¡ todo esfuerzo, ¡todos a una¡.

 

Pollinica, verdadero semillero de la Semana Santa de Antequera  ¿quién no ha salido de pequeño de hebreo, con su palma, con su vara, con su olivo…recorriendo las calles de Antequera? nervioso, intranquilo, alegre, los niños; y los mayores aplauden y admiran cómo va el Rey de Reyes; y Santi, como todos los años, reparte golosinas a todos los críos, que son alegrías, que son el futuro, yo diría jaculatorias desde la tierra al cielo.

 

Decir Domingo de Ramos es decir...

Domingo de alegría…

Domingo de júbilo...

Domingo de gozo…

Domingo de ilusión…

Domingo de palmas…

Domingo de estrenos…

Domingo de niños…

Domingo de olivos…

Domingo de Esperanza…

Y aquellos niños que un día fueron…

Hoy ya son adultos,

Contagiados de tanta ilusión y alegría,

Se suman como niños esperanzados, para que un día

Puedan hacer también su entrada triunfante en el Reino de los Cielos.

Decir alegría es decir  ¡Domingo de Ramos!

 

Lunes Santo. Misterio Luminoso

“La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la comprendieron”, manifiesta el evangelio de San Juan.

 

En la tarde del Lunes Santo hay que irse temprano a la puerta de la iglesia de San Francisco. Y este año más que nunca, pues disfrutaremos de su nuevo dorado en oro fino del trono de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Sangre.

El momento de su salida es único, yo diría que ese rumor de sus hermanacos, sólo escuchado por su hermano de insignia, constituye para mí uno de los momentos más impresionantes de ese día Lunes Santo, día de los Estudiantes.

 

Nunca se me olvidará la noche que Josele presentó el cartel anunciador de la Agrupación de Cofradías. En este Cartel se ve reflejado todo lo que es la Cofradía de los Estudiantes, la armonía del ayer y de hoy, el pasado y el presente, la belleza y el ingenio hecho arte, y tú amigo Rafael, permíteme que te lo diga, lo has bordado, tu cartel como la cofradía, es mezcla de la seriedad y la esperanza, del llanto y la alegría, de lo bien hecho, del camino que recorre, año tras año está cofradía, cada vez más en alza.

 

Vía Crucis, el camino hacia la Cruz, lunes de misterio, pero luminoso. Cuando las puertas de San Francisco se abren de par en par, se hace el silencio, sólo se oye el sonido de las bandas musicales que les acompañan y que anuncia; que el Cristo de la Sangre, el Cristo Verde y la Virgen de la Vera-Cruz ya están en la calle. ¡Cuánta tradición, qué recuerdos me traen a mi memoria y qué bien lo hacen, yo diría “estudiantes aventajados”. Comienza su recorrido, no es el final del curso, los exámenes han pasado, no llevan libros, ni apuntes, ni chuletas, pero si llevan el corazón lleno de amor y de esperanza.

 

Cristo Verde, Cristo de los estudiantes. Luz y Vida

Contigo Nazareno se desvanece las tinieblas.

Contigo Cristo Verde brilla una luz perpetua.

Contigo Vera-Cruz nos acompañas para la Vida Eterna

Este es nuestro Nazareno de la luz.

El Cristo  de nuestra Fe.

La Virgen de la Esperanza.

Es la Cofradía de los estudiantes.

 

Quién fuera joven, para llevarte a hombros, poder repetir  el curso y sacarte todos los años, mecerte por Antequera y vibrar con ese empuje.

 

El pregonero en sus años mozos tuvo la suerte de llevar sobre sus hombros al Cristo Verde, al igual que antes lo habían hecho sus hermanos. Y esto creedme. !impregna¡ jamás se me olvidará.

 

La escultura de Cristo, es la viva imagen de la luz que comunica vida, es un reflejo fiel del Cristo que todos deseamos como padre.

 

Sobre unas andas de considerables y dilatadas dimensiones, y con carga externa de sus sesenta y dos hermanacos, la imagen de Cristo, abriéndonos amorosamente los brazos, sin condiciones, a todos los hombres, transmite tranquilidad, calma y paz.

 

Vosotros estudiantes sois la savia nueva de la primavera, el espejo donde nos miramos todos. Vuestra juventud, vuestro entusiasmo, el buen hacer de las cosas, hacen que las cofradías de Antequera se perfeccionen, se identifiquen, den testimonio y se realicen.

 

Permitirme estos versos para ellos:

 

Estudiante, amigo mío,

Qué te puedo yo decir,

Que Cristo te ama tanto,

y está muriendo por ti.

Estudiante, amigo mío,

Te ha mirado fijamente…

Y tú, que sabes sufrir…

El corazón te has sacado

Y le has dicho para ti

Que te ayude en el camino…

Y te enseñe a sufrir.

Estudiante, amigo mío…

Que te puedo yo decir…

Que su madre le acompaña…

¡La de la Vera-Cruz¡

Y que sufre para ti…

Y de paso tu le dices…

Que se acuerde hoy de mí…

¡Animo Estudiantes!

 

Martes Santo. Misterio Doloroso.

Enseguida cantó el gallo  por segunda vez. Pedro se acordó de lo que le había dicho Jesús: “Antes de que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres”, y rompió a llorar. Marcos 14,72.

Cuántas veces, Señor, no habré pensado, que tú, Señor, fuiste preso y cautivo.

 

Martes Santo. Martes de fervor popular. Catequesis de todo un pueblo, El Rescate nos recuerda el momento de la Pasión en que Pilatos lo presenta al pueblo judío. Miles de antequeranos y de corazones fervientes lo escoltarán por la ciudad, querrán retirarle la corona de espinas, desatarle el cordel que aprisiona sus manos… Es quizás la procesión que más fervor aglutina, su salida impresiona, su recorrido más.

 

Largas filas de penitentes te acompañan. Recorres las calles con tus brazos atados.  Ahí está Él, por las calles estrechas de Porterías, La Vega, Laguna, haciendo la visita que más se agradece. Que más emociona. ¡Cuánto dolor sostenido, cuánto amor en el corazón de esa madre¡ ¡Y cuanta Fe en el Rescate¡ Yo diría que fuisteis unos adelantados al principio de normalización, visitáis ininterrumpidamente desde el año 1982 a Juan Manuel y, qué curiosidad, ese mismo año se pone en practica la Ley de Integración del Minusválido, Casualidad, No se…

 

…………Gracias, yo le llamaría catequesis a domicilio. Saetas, plegarías, ruegos, rezos, jaculatorias al cielo. Bellas mantillas te acompañan, y esa Junta joven da envidia, ¿Quién fuera joven para estar en ella? Parece un manojo de flores.  Otros, con los pies descalzos. Y María de la Piedad, ¿qué nombre? Si los que tenemos que pedir piedad somos nosotros. Detrás va escuchando las saetas que durante el recorrido le van cantando. Saetas como esta:

 

Con las manos vas atado

Sereno, pero agotado

A morir crucificado

Por culpas de mis pecados.

 

La Cofradía continúa su caminar por las calles de Antequera, devotos que con sus cirios encendidos, ponen su corazón en quien todo lo puede. ¡El Rescatado¡

 

Ya no se gritará ¡¡crucifícale!!, ¡¡crucifícale!!, sino que le pedirán quedarse junto a cada uno de ellos al final del Martes Santo.

 

No es posible ver al Cristo del Rescate una sola vez, hay que seguirle de esquina en esquina y meditar con él acerca de la ingratitud y del egoísmo del hombre.

 

Y ya al llegar a la Cruz Blanca,  el tiempo parece que se detiene, ya no hay prisa, la Virgen está con los suyos, el Señor a su lado se resiste a volver a su iglesia. Se rompe todo el protocolo. Las saetas y las marchas se alternan mientras sus hermanacos hacen bailar a la Virgen. Que aún en sus ojos se pueden leer esperanza y nos saluda con la Piedad de la madre que cuida a su Hijo.. ¡Cuánta devoción aglutinas, cuánta Fe al Cristo del Rescate¡

 

Recojo el sentir de esta saeta.

 

Cristo del Rescate mío

Cristo mío y azotado

Sudas sangre a borbotones

Luego te llevan cautivo

Y yo pierdo el sentido

Por darte mis oraciones

Misterio Doloroso

Miércoles Santo,  Vía Dolorosa, vas al calvario.

“Ya sabéis que dentro de dos días es la Pascua; y el Hijo del hombre va a ser entregado para ser crucificado."

San Juan de la Cruz decía: “El único dolor del hombre es no tener a Dios”. Podemos añadir que el único dolor de Dios es no tener al hombre.

 

Al Cristo del Mayor Dolor hay que visitarle en la mañana del Miércoles Santo ser egoísta y pedirle su ayuda, besarle su pie, para que nos ayude en todo el año, asistir a la santa misa, acompañarlo en su solemne traslado, escoltado y azotado. Porque, al verte Señor de esa forma, recuerdo estos versos J. Muñoz Burgos:

 

¡Tu dolor, Señor, mi pecho oprime

tu dolor es el dolor que nos redime.

O estos otros de Muñoz Rojas:

¿No es tu sangre de hombre la que vierte?

El cuerpo, ni sudor el que derramas,

¿Ni peso humano el que  te tiene inerte?

¿Por qué entonces, Señor, hombre, no clamas?

¿O es que te tiene en pie frente a la muerte?

¿La fuerza de lo mucho que nos amas?

 

Mayor Dolor,  el Cristo de la ciudad se ha rendido en tierra, un sayón golpea con la cara desgarrada y le dan  escolta los legionarios que cantan un himno que habla de la muerte. Es la transformación del Dolor en Amor.

 

Toda Antequera a tu lado, este año faltará a la cita Antonio, si, Antonio Alcaide, el que heredó de su padre el amor a Ti Señor, el que desde Málaga todos los Miércoles Santo te acompañaba,  se nos fue y ya seguro que está a Tu lado en la morada eterna. Allí te dará algunas participaciones y se emocionará de ver el milagro de la transformación que su Dolor, se ha  trasformado en Amor…

 

La penitencia y el silencio, nos anuncian que hoy es Miércoles Santo.

¡Cuánto te debo Señor del Mayor Dolor y cuánto has hecho por mí¡

 

Amanece, es Miércoles Santo.

El sol brilla más que nunca,

encumbrándose radiante,

hoy no hay nadie dormido,

hoy es Miércoles Santo.

Un paseíllo de Ángeles

repican en  el campanario,

dolor a difunto tocan

y anuncia el mediodía.

Las puertas de la parroquia

abiertas están de lleno.

La legión está preparada

el Cristo ya está en la calle.

Dialogan con el pueblo,

canta el novio de la muerte,

recitan sus bravos espíritus

y las gentes acompañan.

Yo pido hoy a mi Cristo

por mi Antequera del alma.

 

Caerá la tarde. Entre luces sonarán en la plaza de San Sebastián las campanas de los Hermanos Mayores avisando que Nuestro Cristo del Mayor Dolor y la Virgen del Mayor Dolor ya esta en la calle. La gente se agolpa, como queriendo tocar a Cristo hecho Hombre.

 

Directivos se afanan en querer poner un orden que no es necesario:

Es el orden del silencio. De las promesas. Del acompañamiento. De la bondad que nos enseña. Del Dolor ya trasformado. De mi Cristo arrodillado. Por culpas de mis pecados. Es  el Mayor Dolor. Y, como todos los años, parece que su salida se hace esperar. La Virgen, su madre callada, espera que pase, para seguirle, en silencio, sufriendo, sus ojos hundidos y cargados por la pena y el sufrimiento, constituye un ejemplo sublime de la tristeza humana ante la adversidad. Ya no le quedan ni lágrimas que derramar. Carvajal su autor, huye de las actitudes trágicas para destacar la resignación de quien se eleva por encima de la miseria humana.

 

Tus cuatro faroles de gran belleza resaltan en la noche y este año te acompañan unos angelitos que, envidiosos  de que su madre tuviera sobre  sus pies a sus hermanos jugueteando con su manto de Dolor, ellos, más serios, se afanan para escoltar al Cristo, como dijo nuestro pregonero el pasado año.

 

Al más azotado,

al más golpeado,

al Señor más antequerano.

 

Rodeado de esparto, de ceras rojas, que cada año alumbran en la madrugada del Miércoles Santo.

 

Por las calles Encarnación, Carrera, Señor de los Avisos…va el Cristo del Mayor Dolor… Detrás la Virgen del mismo nombre. De vez en cuando, para que el  dolor no le circule por toda la sangre, para que no llegue a las entrañas el desánimo, la Virgen del Mayor Dolor saca las fuerzas del pueblo y sigue a su hijo, a su distancia. Pero no la dejan, Antequera lo acompaña. Y ella sola con su Dolor se queda.

Su camarera se ha encargado de cambiar la tragedia por resignación, María asume su celestial cometido y sufre en silencio el drama de la pérdida de su hijo.

 

Todo para Él, su nueva peana, su nueva guirnalda de plata, el manto restaurado, su canastilla, la ornamentación, las luces, sus angelitos, todo conciente que, en esa tarde noche del Miércoles Santo, el personaje principal sólo puede ser el Hijo de Dios, el Cristo del Mayor Dolor.

 

A quien la multitud acompaña

por las calles de Antequera.

Como legionarios fieles,

como espartanos de antaño,

bajas calle Encarnación abajo.

No sé,

bajas,

no sé.

Este año la Carrera

visitas a Madre Carmen

Cristo mío, Cristo nuestro,

antequerano del alma,

gracias a Carvajal. Hoy

en Antequera es Miércoles Santo.

 

Jueves Santo. Misterio Luminoso.

Nadie tiene Amor más grande que quien da la vida por sus amigos. Juan 15, 12-13.

Lo que ayer era lamentos y penitencia, hoy se convierte en motivo de fiesta.

 

Se presenta resplandeciente y lleno de color, hoy es uno de los tres grandes jueves del año, yo diría espectacular, hoy procesionan Los Dolores y el Consuelo, casi ná.

 

Al caer la tarde del Jueves Santo, cuando todos los antequeranos visitamos los Sagrarios, como si de una despedida se tratase, el aire se inunda de olores, colores y belleza. Parece que están lejos los azotes, las espinas y el dolor.

 

Hay bullicio y músicas. Comienzan los desfiles, Una procesión vivida y sentida año tras año de nuestra vida, desde pequeños. Una procesión que no es, ni mucho menos, una sucesión de pasos o tronos artísticos, sino la representación plástica de la Pasión y Muerte de Jesús que trasciende religiosidad, fe, estética, belleza... Barrio de San Pedro, Santiago, cuanta emoción se congrega.

 

La luz del día deja paso a las primeras sombras, para que en esos momentos a  los antequeranos nos duela como a Dolores su pecho atravesado por tanto dolor contenido.

 

Un año más asistiremos expectantes a que las puertas de San Pedro se abran, su Hermano Mayor y su mayordomo, llamarán a la puerta, solo el silencio de la emoción contenida dará paso a la alegría, de que un año más el Cristo de la Misericordia y la Virgen del Consuelo, estén en la calle.

 

¡Se cumple la tradición¡, unos con lagrimas, otros curiosos, otros observadores, pero todos con la mirada del perdón generoso, que nos brindan el Cristo y la Virgen.

 

Las imágenes salen al encuentro del pueblo. Santiago y San Pedro se unen aun más, para mostrar plásticamente la idea religiosa y, a través de ella, provocar una catequesis al pueblo, donde lo principal es el acercamiento del alma a Dios.

 

El hombre necesita ver y sentir, lo divino puede quedar oculto a nuestros sentidos, pero a través de lo humano, de las imágenes, se hace comprender el misterio que representan. Por eso son queridas y veneradas, no tanto por que sean bellas y artísticas.

 

Consuelo y Dolores ya están en la calle. Con ellas todo el barrio, de San Pedro y Santiago y a su lado Antequera.

 

Los ojos de la Virgen se desbordan, ya tan solo hay lágrimas y tan sólo la cruel amargura de ver a su Hijo, camino del Calvario, señal de Sudario y Cruz.

 

De la plaza de San Pedro,

sale la Virgen más guapa

con sus cirios iluminados,

detrás del Crucificado

 

Tu Hijo ya vas  en la Cruz,

Consuelo tu vas llorando

¡Un manto¡ ¡Misericordia¡

por tantas lagrimas vertidas

 

Tus bambalinas se mecen,

al son de las campanillas,

Consuelo ya vas rendida,

Consuelo ya vas agotada

 

Como si alargar pudieran,

la vida que se termina,

detrás del Hijo en la Cruz,

vas sin Consuelo, afligida,

¡Un manto¡  ¡Misericordia¡

Por las  lágrimas vertidas,

¿Qué te puedo yo decir?,

¿Madre de los afligidos?

 

Si pudiera consolarte,

el dolor te aliviaría,

te llevaría en volandas

y el dolor te quitaría

 

¡Consuelo y Misericordia!

Al son de las bambalinas.

 

Jueves Santo, Dolores en la calle, su talla impresiona, su palio antequerano, todo arte. Delante Cristo atado a la columna. Ahora sé por qué te llamas Dolores, veneración pura,  Coronada,  Reina y Señora de todos.

 

En la tarde noche de este Jueves Santo, en nuestras calles y en nuestras plazas se mezclan, con el rumor de las oraciones. Jesús atado a la columna, el Señor Caído y su madre la Virgen. ¡Dolores¡.

 

Y este año, como todos, las monjas de Belén y Santa Eufemia, se asomaran dichosas para verte y secarte en la distancias esas lagrimas que derramas de amargura y si pudieran te llevarían a su claustro a consolarte.

 

 

Dolores llevas amargura

en tu trono antequerano

Los varales de tu palio

suenan  a suspiros y sollozos,

cuando se funde de pena

La Virgen de los Dolores.

Llegarás hasta Santiago

donde todo el barrio clama

Dolores por tu hermosura

Dolores entre oraciones

Dolores la ¡Coronada¡

Divina por ser ¡Humana¡

Reina de toda Antequera

Antequerana del alma.

 

Misterio Doloroso

Viernes Santo.

Hágase tu voluntad y no la mía. Juan 19,30.

Viernes Santo, Dios llama al corazón en cada imagen. Día grande, quizás el más grande, las iglesias de Antequera son auténtica expresión del arte, museos sacros al servicio de todos, sus imágenes, sus Cristos y sus Vírgenes, La Paz, el Socorro, la Soledad, diferentes advocaciones. Sus casas de Hermandad, pero el mismo sentimiento popular. Hoy es Viernes Santo en Antequera. La comarca se da cita en este día para ver a la Paz y el Socorro y ya al final su Soledad.

 

No faltaran a su cita sus hermanos predilectos el Tercio de la Armada de la Marina  y el Regimiento de Regulares de Melilla nº 52, porque vienen de nuevo para acompañar a sus Titulares. Los Regulares, por la mañana, rinden culto a sus muertos. Regulares y Marina Socorren y dan Paz, como dice su himno, “la paz al mundo llevaré, unido a Dios por la Fe”.

Porque desde aquí os digo que son necesarias y que son tradición para Antequera.

 

El Portichuelo, cuesta de Santo Domingo, calle el Viento, Encarnación, pocas calles para tanta gente, nadie, quiere perderse a  la Paz  y al Socorro.

 

Y ya la procesión, otra vez los hermanacos y sus hermanos mayores volverán a repetir las maniobras prodigiosas para sacar por la plazoletilla de Santo Domingo a sus Titulares.

 

Primero en salir el Niño Perdido, después el Dulce Nombre y el Crucificado de la Buena Muerte y ya, sin pérdida de tiempo, la Virgen de la Paz.

 

No sé ¿quién? Pero que maravilla de flores ponen en tus pasos. ¿Quién te arregla con tanta belleza? Que tendrá el viernes santo, que sus barrios están engalanados de flores y de colgantes. Y es que tu barrio te quiere y con ellos toda Antequera.

 

Dos cofradías unidas por el tiempo, ahora por el Amor cofrade.

 

La Socorrilla ya está en la calle. Las cuestas se hacen llanas, y es que Antequera sabe acompañar a su Virgen…, su pañuelo envuelve a todos y envuelve el Amor que no molesta, sino el que ayuda y redime. Y este año, Madre Carmen vuestra “Hermana Honoraria” estará aún, más cerca de vosotros, si cabe.

 

Con el cambio, podremos disfrutar de dos encuentros, quizás en Madre Dios, y como siempre, en la plaza de San Sebastián. Allí sus hermanacos se funden, sus Hermanos Mayores hacen lo mismo: de una rivalidad histórica se pasa al auténtico hermanamiento, Paz y Socorro, emociones contenidas, nerviosismo, porque ya sólo queda quizás lo más hermoso, lo más significativo y peculiar de las Semana Santa de Antequera; su vega.

 

¡A la vega¡ ¡a la vega¡

Las cuestas se hacen cortas,

toda Antequera con ellas.

La alegría se desborda,

y con ellas la ciudad entera

Con la Paz y el Socorro

Una, hasta Santo Domingo

la otra, al Portichuelo.

Cansados, pero contentos,

los hermanacos ríen y lloran

¡A la vega¡ ¡a la vega¡

¡Que la Soledad no espera!

 

Medianoche, sale la Soledad, acompaña a su Hijo que va en el sepulcro. Ya no existe el tiempo, su sobrio desfile se antepone a la belleza sin par de sus tronos.

Antequera entera está de luto, no hay luz en la calle, todo queda oscuro.

 

El Carmen de madrugada ya queda vacío, el silencio se regala. Ni siquiera el aliento roza la calma lisa y firme, parece que el tiempo se detiene ante el trágico suceso. Las vegas atrás quedaron, la luna ha pintado de negro a toda la vega antequerana, la noche se ha hecho fría, aunque es primavera en Antequera. La Virgen de la Soledad sale para recibir el pésame de los antequeranos.

 

¡Cuatro cirios Señor,

te alumbra para darte Vida!

Cuánta sombra,

se oculta bajo la luz.

Cuatro ángeles,

te llevan en cortejo

del camino,

que separa de la Cruz

En una noche,

con nubes y alto frío

te he dejado morir,

Señor en una Cruz.

 

Los tambores enlutados siguen al cortejo, hay soledad, hay silencio, tristeza. Y es que Jesús ya está muerto, Por primera vez, María experimentará su Soledad y qué difícil es comprender lo que nunca se ha vivido. Su entrada a su barrio el Carmen impregna respeto y dolor, pero nunca temor. Parece que la muerte da Vida. Atrás han quedado las vegas, el bullicio, ya casi no es viernes santo, ahora solo queda el silencio roto por el rezo del Santo Rosario.

 

Volverá María hasta su casa del Carmen, con su Cruz Guía,  con su Quinta Angustia, que más da, ella sola con su Soledad, nosotros el acompañamiento. Quizás, una voz romperá el aire de la medianoche despidiéndola con tono apagado:

 

De la pasión dolorosa

de tu Divino Jesús

solo te quedan tres cosas:

Tu Soledad,

una Cruz

y unas espinas sin rosas.

 

Domingo de Resurrección. Misterio Glorioso

"Cristo vive. Esta es la gran verdad que llena de contenido nuestra fe. Jesús, que murió en la Cruz, ha resucitado".

Pero Cristo ha de resucitar aún. Después de la Pasión, la Resurrección. ¡Aleluya¡ ¡Aleluya¡. La profecía se ha cumplido. Jesús resucitó de entre los muertos. La procesión del Resucitado recorre nuestras calles con la máxima representación de cada una de las Cofradías, con aire de fiesta, de colorido, belleza. Quizás con prisas como queriendo empezar a celebrar la Pascua.

 

“Vosotras venís a buscar a Jesús Nazareno, que fue crucificado: ya resucitó, no está aquí” (Mc 16, 6)...

 

Y este es el verdadero Misterio, pasar de la muerte a la Vida.

Y ahora debo, por así decirlo, dejar paso,  para que dentro de una semana, se levante el telón y comience el verdadero Pregón, el pregón del pueblo, el pregón de la Pollinica, de los Estudiantes, del Rescate, del Mayor Dolor, del Consuelo, de los Dolores, de la Paz, del Socorro, de la Soledad.

 

Y partir de ese momento, Antequera se abrirá, como una radiante jarra de azucenas, compuesta por nueve cofradías, trasformándose en “Por su Amor al completo, para vivir y celebrar lo mejor. La semana del contraste entre:

 

el blanco… el negro

la noche… el día…

los penitentes… las mantillas

el traslado…  la procesión…

el color de las flores… el olor del incienso…

los hermanacos… las vegas…

el ruido…el silencio…

el arte… la música...

 

La semana en la que las iglesias hallarán su prolongación en las calles. Toda la ciudad, desde el portichuelo a la Cruz Blanca, pasando por San Sebastián a San Pedro,  desde Santa Eufemia a los Remedios, desde Santiago a Santa María, estará esperándola. Nada ni nadie permanecerán indiferentes.

 

Las procesiones en Antequera son palabras que no se dicen, la oración que no se reza. En Semana Santa se destruye el mundo, a la espera que nazca otro. 
Ya está aquí, y saldremos al encuentro de ellas, nos apretujaremos entre el gentío, correremos sus vegas, alumbraremos y trataremos de encontrar la mejor esquina, engalanaremos nuestros balcones, recorreremos los Sagrarios, asistiremos a los Oficios, pasaremos del llanto a la alegría, del descanso a la fatiga, del silencio al júbilo.

 

Cristo volverá, con el estallido de una nueva primavera, en Antequera. A sufrir, agonizar, morir y sobre todo, porque Él así lo ha querido, a resucitar,  y pasar del Dolor al Amor.

Muchas gracias

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