Página 4 de 4
PREGÓN “ Noche del Sábado Santo... Y, entra por fin en la Iglesia la Virgen de la Soledad, o para decirlo con palabras nuestras, se ha encerrado la ultima procesión. Yo sé que todo lo expuesto no es más que pálido reflejo de la realidad que constituye la Semana Santa de Antequera, para explicar la cual, tal vez sea lo menos oportuno la palabra. Como final de mi pregón que hubiera querido brillantísimo y que ha quedado torpe por la grandeza de lo pregonado y la humildad del pregonero, yo quisiera que, desde el último rincón del templo, con la humildad del publicano, con las rodillas del alma hincadas ante el altar de nuestra mayor devoción, con palabra reverente y emocionada, supliquemos a Cristo y a su bendita Madre que no falte nunca a Antequera su protección y ayuda, que ilumine el camino de nuestro constante esfuerzo, que haga realidad el vuelo de nuestra mejor ilusión, que guarden y cubran siempre las alas angélicas el sendero de nuestra fe, que haga prodiga la mano de nuestra caridad, que reine siempre en nuestro cristiano sentir, que nos aparte de la sombra y de la tierra estéril, que derrame su misericordia sobre nuestra hora final y que no pasen en balde sus imágenes por nuestro pueblo, cuando no parece que somos nosotros quienes hablamos a Dios sino que es Dios quien habla, mira y contempla a los hombres, poblando el alma de silencios para que su voz dialogue en ella como el viento y espiga de nuestros campos. Que no pasen en balde sus imágenes benditas, que parece que más que venir para que nosotros le recemos, pasan rezando por los que no supieran rezar. |